martes, enero 23, 2007

La amistad

Ayer me desayuné con un hermoso texto de Ramón Pernas en La Voz de Galicia (pag.72) en torno a la amistad. "Reivindico la amistad como el más fértil territorio de la patria de los afectos" y "Yo soy quien soy, gracias a los amigos". Yo también he repetido muchas veces esa idea en algunos escritos: somos lo que son nuestros amigos. Con ellos nos hemos hecho, hemos descubierto el mundo, de ellos hemos recibido afecto, con ellos nos hemos peleado sin consecuencias, con ellos hemos ido reajustando nuestro propio proyecto de vida.
Creo que nuestra vida es como una especie de dialéctica permanente entre la tendencia a encerrarte en ti mismo o en tu mundo minimalista (tu pareja, tu familia, tus cosas) y el deseo de estar (o pensar o soñar) con otros que permitan oxigenar ese espacio más reducido. La vida moderna, afortunadamente, nos pone en relación con muchas personas. Y eso ya amplia tu mundo. Pero la amistad va incluso más allá. Buena parte de nuestros mejores amigos y amigas ni siquiera forman parte de nuestra esfera próxima de vida. Viven lejos, los vemos poco, pero están ahí. Y cuando te reencuentras es simplemente como reanudar las cosas, anulando, simplemente, la posición de stand by en la que en el entretanto se colocan.
"Nada piden los amigos verdaderos, sólo dan, son espléndidos con la más desprendida de las posesiones que son aquellas que residen en la caja del pecho", escribe el periodista. Pero sí piden, como él mismo señala: "Demandan, en estos tiempos cautivos por las prisas, más largas sobremesas, conversaciones pausadas y 'hasta luegos' subrayados con un abrazo de despedida". Para quienes vivimos en este trajin de viajes constantes y en un stress permanente por el trabajo no nos es fácil atender a esta reclamación tan simple.

Creo que no siempre sé atender esas pequeñas demandas que los amigos te hacen. Pero, pese a las muchas crisis que toda amistad ha de superar, que yo sepa, jamás he perdido un amigo, salvo por razones inevitables. Pero ha sido siempre mucho más su mérito que el mío. Aunque yo también me lo he currado, desde luego.

Y si el día comenzó con un artículo sobre la amistad, cuando llegó la noche, después de un día agotador, vi Princesas, un hermoso canto fílmico a la amistad. Con una perla que merece ser recuperada: "Existimos cuando alguien piensa en nosotros", "Las cosas no son importantes porque lo sean, son importantes porque pensamos en ellas".

Existimos porque alguien piensa en nosotros. Quizás por eso necesitamos tener amigos. Quizás por eso, cuando corres el riesgo de perder alguno, se te llena el cuerpo de angustia como si te fuera a dar un infarto. ¿Y no es eso el perder a alguien, que te deja de funcionar una parte del corazón, que se necrosa para siempre?

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