domingo, diciembre 08, 2019

IL TRADITORE



Llevamos un periodo de cine vinculado a la mafia. Hace unos días vimos El Irlandés, esa historia larga e intensa sobre la vida de Jimmy Hoffa que permite a Scorsese hacer una radiografía en el tiempo de la mafia americana. Hoy nos ha tocado El Traidor, esa obra casi maestra de Bellocchio sobre la vida de Tommaso Buscetta, primero hombre clave de la Cosa Nostra siciliana y posteriormente su mayor enemigo, al colaborar con la justicia y provocar cientos de encarcelamientos de mafiosos. Ambas tienen constantes bastante similares, aunque el film de Bellocchio se recrea más en la historia judicial de la derrota de la mafia que en la dinámica de asechanzas y muertes a través de las que Scorsese busca definir su argumento. La película pintaba bien. Por otra parte, el hecho de que hubiéramos estado hace solo unos días en Sicilia, añadía morbo al asunto. Podríamos refrescar nuestros recuerdos de Palermo y del resto de referencias sicilianas.
La película de Bellocchio responde muy bien a la estética habitual de las grandes películas actuales: buenos actores, buen guión, primeros planos de mucha fuerza, constantes flashback y una cierta lentitud en el desarrollo del argumento, como recreándose en la historia y en sus matices. No está mal. Peca, en esta ocasión, de exageran las indicaciones textuales en pantalla, llevándote de una fecha a otra sin dar sosiego a que uno vaya   configurando el puzzle de la historia en su cabeza. Pero, al final, creo que el objetivo se logra bien y ésta será, sin duda, una de las películas de este año. Lo mismo que el Irlandés.
La historia es muy interesante. Que un arrepentido logre provocar tal catástrofe en una asociación criminal, es llamativo. Por eso la historia se centra en el personaje, aunque opta por construir la narración más en los acontecimientos que su nueva vida provoca que en la transformación interior que le lleva de ser un capo de capos a convertirse en delator de las atrocidades de las que antes era protagonista. Para mi gusto, le falta esa dimensión más interior del personaje, aquellos puntos que le provocan su cambio de trinchera. No parece que sea el temor sin más (se pasa la película asegurando que no tiene miedo y que sabe que tiene que morir), tiene que haber otras claves (su familia, sus hijos, la pérdida del poder, la venganza, su apego a los valores originales de la Cosa Nostra). En cualquier caso, Pierfrancesco Favino, el protagonista encaja bien en el papel: no aparece como el judas enjuto e introvertido que rezuma odio y quiere vengarse del mundo para rescatarse de su insignificancia; tampoco es el chulo narcisista que necesita ser siempre el primero y que se venga de todos aquellos que pueden hacerle sombra. Es un tipo duro, desde luego, pero fiel, que ha prosperado en la sociedad criminal porque ha sabido acercarse a buenos patronos y granjearse amistades entre los que le rodeaban. De todas maneras, se ve que lleva mal el clima de sospecha permanente entre clanes y la necesidad de estar permanentemente vigilante. Y eso le lleva a Brasil buscando distancia, aunque sabe bien que con la mafia de poco vale la distancia porque el riesgo se socializa y se extiende a todo el árbol genealógico. Y así estallan los infiernos, comienzan las luchas entre bandas, le detiene la policía brasileña y le deportan a Italia.
Y se produce la transformación, el cambio de trinchera. Y en ese marco, aparece el juez Falcone con quien Buscetta congeniará pronto. Falcone irá paso a paso desliando la madeja de la biografía criminal de Buscetta y arrojando luz a través de ella sobre la biografía criminal de cientos de mafiosos. Y de ahí saltamos al juicio con escenas trágico-cómicas que solo se pueden entender si tomamos en consideración que aquello es Italia. Y tras los juicios, con diálogos realmente interesantes y situaciones increíbles, pero probablemente ciertas, llegan las condenas. Muy duras y ejemplarizantes. La muerte en atentado de Falcone sirvió de estímulo al Estado para enfrentarse realmente a los mafiosos. Y el postjuicio con la eterna presencia de la mafia donde quiera que los testigos protegidos vayan. Es decir, se deja la historia abierta dando a entender que los personajes de este episodio acabaron, pero el estilo de funcionamiento y la dinámica de la cosa nostra…¿continua?

martes, diciembre 03, 2019

FITERO Y ALREDEDORES



Aunque los días cortos de esta época del año no te dejan mucho espacio para salirte de la rutina balnearia, algo de turismo hemos podido hacer. Esta zona navarra es muy interesante. En el cruce de Navarra, la Rioja y Aragón ha estado históricamente en la onda de muchas guerras de conquista, cuando los unos querían quitársela a los otros. Se nota mucho en la cantidad de castillos y fortalezas defensivas que presiden y vigilan desde arriba los pueblos, en el hecho de ver los pueblos siempre situados en laderas de montes (debe ser un sin vivir tener que estar subiendo y bajando cuestas toda la vida), la elección de los valles como lugares mas seguros que las grandes llanuras que se dedican al cultivo, etc.

Pues en los raticos que nos han ido quedando libre hemos hecho visitas interesantes. La primera fue a CORNAGO, un pueblo ahora pequeño, pero que en su momento debió tener su importancia si tomamos en consideración el enorme castillo que lo preside vinculado a la familia Luna que estudiábamos en las clases de Historia.  La imagen del pueblo situado en la ladera del monte es preciosa. Una fotografía necesaria cuando recorres la zona. Como fuimos allá de novatos entramos en el pueblo y tuvimos que dejar el coche en el primer hueco que vimos porque todo hacía pensar que por aquellas calles no podríamos avanzar.
Así que subimos caminando hasta el castillo. Un via crucis para mí que tenía que parar cada poco porque me ahogaba con tanta cuesta. Y allí, al final de la cuesta infinita estaba el castillo al que llegué jurando de mala manera porque justo en la puerta me encontré varios coches que habían subido hasta allí. Pero bueno, una vez en la cima nos encantó: el castillo, la fortaleza, la iglesia, la vista del pueblo y de los alrededores que desde allí se disfrutaba. Fantástico.

Otro día aprovechamos que venían a pasar el fin de semana en el balneario nuestros amigos Juan Manuel y Celia para encontrarnos en TARAZONA, otro de los lugares mañicos que no se pueden dejar de ver. Una ciudad fantástica ésta, con sus cruces de culturas, con su judería, con una catedral extraordinaria e iglesias preciosas, con la fachada del ayuntamiento exquisita, con esa vieja plaza de toros tan original… Nos encantó. Y debe pasar lo mismo a mucha gente (lo de encantarles) porque en las horas que estuvimos nos hemos cruzado con no menos de una docena de grupos de escolares de secundaria que iban de unos monumentos a otros con sus profesores. En lo gastronómico, dudamos si comer de corrido o disfrutar en serio de los manjares propios de la zona.
En este tipo de dilemas, casi siempre nos gana la buena cocina. Y eso hicimos. Nos castigamos con el menú degustación de Casa Ullate. Todo basado en verduras de la zona. Una exquisitez tras otra. En fin, una excursión estupenda. Una visita imprescindible para quienes no conozcan esta ciudad.

 
 










También sacamos un par de horas para visitas CERVERA del Río Alhama. Un extraño pueblico riojano que se va quedando en nada pero que sigue no vaya a ser manteniendo ese escalofriante peñón volcado sobre la ciudad y amenazando con caerse en cualquier momento. Un risco lleno de grutas, algunas ya a la vista por el deterioro del risco.
Es una imagen que mezcla lo bello con asustador. Incluso, cuando caminas por el pueblo no puedes evitar mirar de reojo al cerro , no vaya a ser que te caiga encima un pedrolo enorme. Por lo demás, el pueblo poco tiene. Uno delos vecinos nos comentaba que la gente se estaba yendo del pueblo y eso, insistía enfáticamente, y eso que hemos hecho una piscina. Lo que sí nos dijeron es que, igual que acontece en Tarazona y en otros pueblicos de la zona, en el verano su población puede multiplicarse por 3 o 4. Así que los pueblos recuperan un poco su pulso y vitalidad en el verano. Durante el resto del año, simplemente vegetan.


Y luego, por supuesto, el propio FITERO. Un pueblo nacido en torno a un monasterio cisterciense (el primero en España) que se asentó en esta vega fértil (los monjes no eran tontos) y dio vida a una población que, a lo que se ve, llegó a tener su importancia, hoy venida a menos. Pero ahí están esa hermosa catedral y el claustro, el ayuntamiento, el teatro y las numerosas casas nobles que se ven repartidas por el pueblo. Hasta tiene su milagro (la zarza que se convirtió en barda sin pinchos) y su virgen (la Virgen de la Barda, un nombre precioso).
En fin, no ha sido mucho lo que hemos podido ver en estos días (las mañanas estaban comprometidas con los baños, después comida y siesta y por la tarde, a las 6 se hacía ya noche y luego, enseguida, venía la cena) pero ya nos llevamos una idea aproximada dela zona. Por cierto, una zona de mucho aceite (eso no lo sabíamos: coincidió, además que en esos días estaban vareando los olivos, con las redes puestas en el suelo para recoger las olivas que iban cayendo, es decir, al modo antiguo) y varios trujales en el recorrido. Y el paisaje medio montañoso pero con una estética y unos colores muy originales. Nos ha gustado mucho.

miércoles, noviembre 27, 2019

DISFRUTANDO LA RUTINA FITERANA



Bueno, una vez instalados en el nuevo espacio, la cuestión es ir estableciendo algunas rutinas que te vayan asentando bien en el lugar. Ya decía en otra entrada que los balnearios tienen eso, estás allí para cumplir las tareas que te encomiendan. Y, por tanto, tienes un horario que cumplir (bueno, cumplirlo en la medida en que estés dispuesto a ello, también puedes objetar y hacer tu vida). No ha sido difícil, hay que reconocerlo.  Te cuesta un poco organizarte y salir del desayuno para comenzar los baños, pero una vez que superas ese minuto de duda y desidia, todo se supera. Te preparas (bañador, gorro, gafas, chanclas y albornoz) y al frente. En nuestro caso, lo primero es la piscina. Así que allí vamos a ponernos en la fila e ir disfrutando de los diversos chorros por los que van avanzando. Muy agradable, la verdad, porque puedes ir aflojando todas las partes del cuerpo, desde las plantas de los pies hasta la cabeza. La pega es que no puedes seguir tu ritmo pues dependes un poco del ritmo de los que van delante de ti, pero así y todo, una vez que ya entras en la cadena de los chorros, te da lo mismo pues tú ya tienes tu chorro que no abandonarás hasta que el anterior a ti deje libre el que está ocupando. A veces la encargada llama la atención a los que se demoran en exceso, pero por lo general son realmente amables. Después viene el resto de actividades que te haya mandado el médico. En mi caso el chorro lumbar (es lo que menos me ha gustado) y el doble chorro frío-caliente. Pero el descubrimiento ha sido la piscina exterior. Es agua caliente, pero claro, en el contexto cuasiinvernal en el que nos encontramos. La sensación es extraordinaria, tienes el cuerpo en agua caliente y la cabeza fuera en el frío. Se nada muy bien porque flotas con facilidad y la sensación es estupenda.
Y cuando acabas tu recorrido por los baños que te tocan, pues organizas el día como mejor te venga. Ahí es donde son importantes las rutinas siempre marcadas por las líneas rojas de las comidas (a las 13:30 el almuerzo; a las 20 la cena). Un rato de trabajo, un paseo, las series de la TV, lectura, charla, en fin lo que cada uno escoja. Todo se hace un poco extraño en comparación a lo que suele ser tu vida ordinaria pero te adaptas fácil. A nadie le disgusta un dulce. Y el balneario lo es realmente. Y luego, pues introduces alguna actividad especial y así rompes el esquema un poco.
Eso hemos hecho hoy. Hemos intentado romper un poco la rutina de estos días y tras la piscina hemos hecho pellas en los otros baños y nos hemos ido a Pamplona a visitar a la familia. Nosotros habíamos pedido Fitero precisamente por eso, para poder visitar a la familia. Pero aquí como se van sucediendo las tareas de los baños, los días se achican mucho, sobre todo ahora que a las 6 de la tarde está ya oscuro. El sábado iremos a Tafalla. Hoy nos acercamos hasta Pamplona. Navarra es una provincia larga.  Ciento y pico kilómetros de Fitero a Pamplona, pero se han hecho fáciles. Y la alegría de verme con mis hermanos y sobrinos lo ha compensado con creces.