martes, enero 01, 2008

Deseos de año nuevo.



Se acabó el año. Se finí. Kaput. Vaya con dios este puñetero año. Sólo me molesta de que se vaya el que habrá pasado otro año y tendremos que apuntar un dígito más al apartado edad. Pero, por lo demás, no voy a sentir ni pizca de pena por él. No es que no me hayan pasado cosas buenas a lo largo de estos 12 meses. Sí y bastantes. Pero también se han sucedido las malas. Algunas muy malas. Y, al final, el balance no es positivo. A ver si este pasar página es algo más que el tránsito de un día a otro. Ojalá haya cosas que cambien. Que cambien a fondo. A ver.
Y eso que mis amigos, los optimistas, no dejan de insistir que estamos en el mejor momento de lo que nos queda de vida. Bueno, pensándolo bien no es que sea una reflexión demasiado optimista, la verdad. Pero lo dicen con una sonrisa. Quizás sea por eso. Y la verdad es que estamos aquí en la mitad de una lucha denodada por sobrevivir entre funerales y despedidas de la gente que nos rodea. “Es lo que nos toca”, me dijo alguien el otro día. Pero tampoco es demasiado consuelo. Preferiría que hubiera más bodas y bautizos. Tienes que llevar regalos y al final te sale por un pico, pero resulta mucho más interesante.

¡Carajo!, me está saliendo una entrada horrorosa de puro depre. Y, la verdad, no era eso lo que quería. Para nada me siento así. De hecho, ahora mismo estoy encantado aquí en la T4 esperando que salga el avión para Santiago de Chile donde pasaré dos semanas. “No sabes qué pena nos das, me decían los amigos cachondeándose, seguramente lo tienes que pasar fatal en un viaje así en estas fechas”. Pura envidia.

Así que esta diatriba contra el 07 tampoco es que esté muy justificada. La cosa es que me ha dejado dos o tres heridas que será difícil que cicatricen. Pero bueno, ya se ha ido. Y ahora a otra cosa.

Por cierto, dentro de toda la parafernalia del tránsito y de los miles de correos que nos hemos intercambiado estos días, me ha gustado especialmente uno que me envió mi amiga Minerva desde Méjico. Y luego me ha vuelto a llegar desde otras partes. Es un poema de Victor Hugo sobre los deseos. Como me encantó, lo copio aquí para que otros lo puedan disfrutar si es que no les ha llegado.


Te deseo primero que ames, y que amando, también seas amado. Y que, de no ser así, seas breve en olvidar y que después de olvidar, no guardes rencores .Deseo, pues, que no sea así, pero que si es, sepas ser sin desesperar.
Te deseo también que tengas amigos, y que, incluso malos e inconsecuentes, sean valientes y fieles, y que por lo menos haya uno en quien puedas confiar sin dudar.
Y porque la vida es así, te deseo también que tengas enemigos. Ni muchos ni pocos, en la medida exacta, para que, algunas veces, te cuestiones tus propias certezas. Y que entre ellos, haya por lo menos uno que sea justo, para que no te sientas demasiado seguro.

Te deseo además, que seas útil, más no insustituible. Y que en los momentos malos, cuando no quede más nada, esa utilidad sea suficiente para mantenerte en pie. Igualmente, te deseo que seas tolerante; no con los que se equivocan poco, porque eso es fácil, sino con los que se equivocan mucho e irremediablemente, y que haciendo buen uso de esa tolerancia, sirvas de ejemplo a otros.
Te deseo que siendo joven no madures demasiado de prisa, y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer, y que siendo viejo no te dediques al desespero. Porque cada edad tiene su placer y su dolor y es necesario dejar que fluyan entre nosotros.

Te deseo de paso que seas triste. No todo el año, sino apenas un día. Pero que en ese día descubras que la risa diaria es buena, que la risa habitual es sosa y la risa constante es malsana.

Te deseo que descubras, con urgencia máxima, por encima y a pesar de todo, que existen y que te rodean, seres oprimidos, tratados con injusticia y personas infelices

Te deseo que acaricies un gato, alimentes a un pájaro y oigas a un jilguero erguir triunfante su canto matinal, porque de esta manera, te sentirás bien por nada.
Deseo también que plantes una semilla, por más minúscula que sea, y la acompañes en su crecimiento,
para que descubras de cuántas vidas está hecho un árbol.
Te deseo, además, que tengas dinero, porque es necesario ser práctico. Y que por lo menos una vez por año pongas algo de ese dinero frente a ti y digas: “Esto es mío", sólo para que quede claro quién es el dueño de quién.

Te deseo también que ninguno de tus afectos muera,
pero que si muere alguno, puedas llorar sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable.

Te deseo por fin que, siendo hombre, tengas una buena mujer, y que siendo mujer, tengas un buen hombre, mañana y al día siguiente, y que cuando estén exhaustos y sonrientes, hablen sobre el amor para recomenzar.
"Si todas estas cosas llegaran a pasar, no tengo más nada que desearte, sino que seas feliz" .


Precioso, ¿verdad?. Y escuchado con una música de fondo de ENYA resulta una auténtica delicia. Y todo un máster en deseos. Resulta muy fácil identificarse con muchas de las cosas y situaciones de que se habla. Y uno siente en el alma que ojalá se cumplieran en él, esos deseos. ¿Qué más se puede desear? ¿Qué más se puede decir sobre los deseos?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola tio,
He leído tu primera entrada del año y creo que toda la familia ha compartido contigo ese sentimiento de alegria porque terminaba el año que a todos nos produce rabia, tristeza y emociones que nos revuelven un poco... del escrito que pones me quedo con una parte que para mi en este año me parece la mas importante para aplicar: "Te deseo también que ninguno de tus afectos muera,
pero que si muere alguno, puedas llorar sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable."
La verdad que si eso se cumple, es mas facil superar los malos tragos. Yo lo afirmo desde mi experiencia, porque si lo de mi padre hubiera pasado hace 2 años, cuando reñimos....estoy segura de que la culpa y el arrepentimiento no me hubieran dejado superarlo nunca. En cambio ahora...estabamos en nuestra mejor época, despues de mi infancia, en la que volvia a disfrutar de todo con el. Gracias a eso, hoy soy capaz de sonreir pensando en él, y aunque se me escapen lagrimas, ninguna es de lamento, que son las que hacen daño incluso pasados los años.
Creo que lo bonito es poder sonreir, o medio sonreir al pensar en el, y sobretodo poder sentir esa paz interior que no bloquea sensaciones.
Asi que mi consejo es que no dejes para mañana los temas que puedas solucionar hoy...porque ese segundo no dedicado puede pesar toda una vida.
un besiko y feliz año!
Paula.