martes, enero 08, 2008

8-I-08 Leonespor corderos




Ya la tenía en mi agenda, pero aún no había encontrado el momento. Llegó ayer, a pesar de ser lunes, tras una sesión del curso bastante agotadora. Y me fui al cine. Al bendito Cine Arte de la plaza de Vergara (dios castigue al fuego eterno a los diseñadores de sus butacas). Leones por Corderos, es la película de esta semana. Magnífica. Con tres genios de la pantalla compitiendo por lucirse: Robert Reford (que también es el director y productor); Meryl Streep y Tom Cruise.

Las tres historias que componen la trama, en realidad son la misma y giran en torno a la guerra de Afganistán y al papel de los EEUU en la misma. Es una visión muy dilemática del problema de esa guerra y de las guerras en general. Se trata de analizar el problema desde diversas miradas: la del senador que la promueve y que cree en el papel de juez y jefe mundial que corresponde a los EEUU; la de la periodista que está ya de vuelta de hacer de la voz de su amo del gobierno y que toma una postura crítica frente a la guerra, sus mentiras y sus efectos perversos sobre los sujetos; la de un profesor que trata de infundir en sus estudiantes un sentido de la vida y del compromiso que supera con mucho la función de las materias. Y entre medias, escenas de guerra y dolor pero que quedan en una especie de segundo plano, como si fuera una voz en off para clarificar un poco más las discusiones que se están teniendo en los otros escenarios. Pero en todo caso, son escenas que marcan muy bien los diversos niveles de implicación en las guerras, desde los jefes que mandan y maniobran estrategias (los corderos) y los pobres soldados ingenuos e ilusionados que son los que se pringan y mueren (los leones). De ahí el título que era la crítica sarcástica que hacían los soldados alemanes a los ingleses en la guerra mundial: que eran leones mandados por corderos.
Las discusiones sobre la guerra en el despacho del senador están bien, sobre todo por la fuerza de los personajes y porque no se habla de la guerra en abstracto sino de una guerra y unos hechos que todos conocemos, de las mentiras con las que se pretendió justificarla y de los enormes errores y atropellos que se cometieron.
Por supuesto, lo que más me interesó fue la figura del profesor. Tanto la discusión que mantiene con su alumno, como las escenas que aparecen de sus clases es todo un manual de Pedagogía. Interesantísimo. En primer lugar, la visión que tiene de la docencia y de su papel en ella. No se trata de enseñar cosas sino de estimular la posibilidad de que los alumnos generen sus propios proyectos de vida, que se comprometan. El gran capital de un profesor universitario no es lo que él sabe o pueda contar a sus estudiantes. Su gran capital son las capacidades de sus estudiantes. Y se siente fracasado si éstos no las desarrollan al máximo. No había oído nunca una definición tan bella de la docencia. Y más cosas. En realidad, toda esa parte de la película en torno a Robert Reford que hace de profesor, no tiene pérdida (se la tengo que recomendar a mis estudiantes y discutirla con ellos). ¿Y su visión de la evaluación? Le ofrece un 8 a su estudiante. Recuerda a estudiantes que ha tenido con 6 y con 8. “¿Y los de 10?”, le pregunta el estudiante. “De esos no me acuerdo”. “¿Se acuerda de los de 6 y no se acuerda de los de 10?” “Así es, le dice, es la diferencia entre potencial y nota”. Seguro que a mi amigo Felipe Trillo esta parte le va a encantar. El profesor valora y aprecia por encima de cualquier cosa el potencial de sus estudiantes. Da lo mismo que saquen buenas notas o no. Son los que se comprometen, se la juegan, hacen cosas importantes. Sacar buenas notas es cuestión de estrategia. Valer es cuestión de empeño y valor. Para un profesor, eso es lo importante Y qué decir de sus clases basadas en discusiones, en presentación de proyectos por parte de los estudiantes. Qué interesantes discusiones se generan, qué bien se las han preparado los estudiantes.¡Qué envidia!

Mi curso de hoy a los profesores de las carreras de educación de la universidad en la que estoy versó justamente sobre eso: ¿qué significa formar hoy en día? ¿Cuándo podemos decir de alguien que es una persona formada? ¿Y qué papel nos toca jugar a nosotros como profesores y a la universidad como institución en ese proyecto de formación? Ni sospechaba yo que iba a tener una respuesta tan clara en el cine. Mañana les diré que no dejen de ir a ver la película.

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