jueves, noviembre 09, 2006

La vida plana

Los días se van sucediendo sin sobresaltos pero, el menos en este caso, con mucha intensidad. Suelen decir que la vida de los profesores es cómoda y plana. Desde luego no es ése mi caso. Ni en lo académico, ni en lo personal. El lunes, tras dar la primera clase, marché para Oporto en un viaje relámpago. Oporto es una ciudad capaz de despertar, en quienes somos asiduos visitantes, muchas emociones. En ella se mezclan con profusión la decadencia y el desarrollo, lo cutre y lo espectacular. Lo que más me gusta es esa combinación de agua (el río o el mar) y montaña. La misma que uno puede observar en Rio de Janeiro, o en San sebastión o en Lima. Y si a ello se añaden esas luces frías con que ahora se iluminan los edificios y monumentos, el espectaculo es realmente deslumbrante. Se genera un marco plenamente romántico por lo que si, además, puedes pasearlo y vivirlo con la persona adecuada acaba siendo una experiencia inolvidable.
Para quienes tengan la oportunidad les aconsejo un paseo por el río en la parte de Gaia, tomarse una buena perdiz con castañas (basta una ración para dos) en el Presunteria Tramontana y después (o antes) preparar la noche con un buen vino de Porto en el Solar de los Productores de Viño de Porto. Lo demás ya queda a la iniciativa de cada uno.

Pero eso fué el lunes y hoy miércoles estamos, otra vez, con el agua al cuello porque tenemos que entregar un solicitud de financiación para el grupo de investigación y acaba el plazo a las 14. Así que estamos otra vez en el pico del stres. Para que digan que la nuestra es una existencia plana...

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