lunes, noviembre 25, 2024

TROIS AMIES

 

Tras un par de semanas de ciclo (CINEUROPA 2024: más de 100 películas en dos semanas) ayer cerramos la tarea de este año con la película francesa TROIS AMIES (Tres amigas) un amable enredo amoroso, con claro toque francés.

La película, estrenada este mismo año, está dirigida por Emmanuel Mouret que es también guionista junto  a Carmen Leroi. Las tres protagonistas principales son Sara Forestier, Camille Cotin e India Hair. Hacen bien su papel, sin estridencias. Mouret es un director al que le gusta contar este tipo de historias: Crónica de un amor efímero (2022); Las cosas que decimos, las cosas que hacemos (2020).

En cineuropa se valoran las películas al final. Los comentarios que la gente hacía al salir no eran entusiastas, pero se mantenían en el nivel intermedio. La gente salía sonriente.  Y habían sonado aplausos al finalizar, aunque quizás no fueran por el film sino porque era la última película del ciclo. No sé, a mí me gustó. Le di un 8.

En realidad, lo que Mouret quiere hacer es una radiografía del amor dentro de las parejas, esa cosa fluida que pasa por diversos estados, desde el sólido hasta el líquido, pero siempre en un contexto de incertidumbre. Incertidumbre que en un contexto relacional más primitivo habría degenerado en celos y violencia, pero, siendo en Francia, solo provoca ligeros  vientos de frustración.   


 

Lo curioso es que ese fluctuar de las sensaciones amorosas Mouret lo sitúa en las mujeres, que son las que le dan más vueltas a la cosa. Los hombres, aunque puedan vivir las mismas historias, ni se percatan hasta que la bomba les estalla y, entonces, la detonación les deja bastante descolocados. Una piensa que ya no está enamorada y le parece poco honesto no decirlo; otra, que tampoco lo está, argumenta que, en realidad, ni siquiera es necesario el estarlo porque las cosas del amor va evolucionando y es suficiente un cariño que permita sobrellevar la convivencia. La tercera se consuela con escarceos con el marido de la otra.  En fin, un lío divertido y simpático, pero sin dramatismo. Mouret diseña situaciones cotidianas identificables y dibuja unos personajes amables. Capaces de esas pequeñas traiciones que lleva consigo el vivir, pero buenos en el fondo y en las formas, incapaces de hacer mal a nadie, dispuestos a contemporizar para que nadie salga maltrecho. Buena gente.

Lo que más me ha gustado de la película es la forma de contarla. La voz en off  de uno de los protagonistas de la película va contando la historia de una forma divertida. Primero el no está en pantalla y va describiendo el contexto en tercera persona; luego sí  está y le vamos viendo y oyendo en directo, al final vuelve a no estar y  la historia pasa a ser contada en simultaneo a vivida en directo. Es un truco que muchos directores ha utilizado, pero a mí me  gusta porque refuerza la historia en diversos planos, en estereofonía narrativa. La hace más envolvente.

Lo que Mouret nos cuenta resulta, en cualquier caso, interesante. La vida en pareja es un tema eterno, con tantos matices y modalidades que buena parte de la literatura, de la poesía, el cine y el  arte, en general, se ha alimentado de ello. Y como todos, o casi todos, pasamos por ello, pues nos gusta ver cómo otra gente va gestionando sus propias cuitas que, con frecuencia, no son muy diferentes a las nuestras. Y contado en ese tono de película ligera, da pie a que puedas hacer tu propio examen vital sin necesidad de agobiarte en exceso. Además, todo se va arreglando y ese happy end te permite salir del cine con una sonrisa.

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