martes, marzo 25, 2008

Como la vida misma.


No es que no hubiera cine este fin de semana, que lo hubo, pero se trató de una película menor, de esas que sientes que están bien para pasar el rato pero que poco puedes sacar de ellas. Pues eso, a falta de nada mejor en la oferta nos fuimos a ver “Como la vida misma”, película americana de Peter Hedges. del 2007 pero recién estrenada en España. Casi es mejor el título, por lo sugerente, que la propia película (ya sólo ver el cartel anunciador te echa para atrás).

Se trata de una comedia protagonizada por Steve Carell, aquel de “Virgen a los 40”, o “Sigo como Dios” y del que está a punto de estrenarse “Superagente 86”. Vamos, un cómico notable en el panorama de Holliwood. Y la película que comento está en su línea. Es una interpretación correcta, sin sobre actuar (pecado de muchos cómicos) y viviendo la historia con realismo. Una historia que tiene poco que ver con “la vida misma”, aunque no ha dejado de recorarme a algunos amigos y la forma en que han afrontado situaciones parecidas.

La historia va de un viudo con tres hijas que busca y rehuye al mismo tiempo el buscar nuevas relaciones. Por supuesto, las hijas son una parte importante de la historia. Dos son adolescentes resabiadas (una de ellas enamorada hasta los tuétanos de un compañero de colegio,lo que desespera a su padre) y la otra, la niña pequeña que da el toque infantil y tierno a sus problemas paternos. También forma parte de la historia la familia extensa de él, con los que van a pasar unos días en una casa de campo de sus padres. Extensa y variopinta pero interesante por lo distintos que son unos de otros. Por cierto, me encantó ver haciendo de padre de la troupe a John Mahoney, el simpatiquísimo padre de los psiquíatras en la serie Frasier. Pues bueno, la cosa es que Dan sale a por el periódico en una especie de huida del fragor familiar y se encuentra con una moza simpática con la que enseguida hace buenas migas y comienza a construir castillos amorosos en su cabeza. Pero resulta que ella es la novia de su hermano y ahí es donde se comienza a complicar la historia. Sobre ese hilo construyen los guionistas las diversas situaciones cómicas y también dramáticas de la situación. Por supuesto, el fin de la historia es previsible. Y en eso, probablemente, es donde menos se parece la película a “la vida misma”.

Tiene escenas muy simpáticas. La representación teatral de los miembros de la familia, me encantó por su originalidad. Cada uno hacía lo que sabía pero todos derrochaban una espontaneidad y un humor excelente. Las burlas a la chica “cara de cerdo” de la cita concertada por los padres para el pobre viudo son también simpáticas (crueles, si uno se las toma en serio, pero simpáticas). Obviamente, estaba claro que ella tenía que ser preciosa, para compensar.
Pero lo que más me gustó fue la magnífica representación que tanto Dan como Marie (Juliette Binoche), la novia de su hermano y su amor oculto, de esa situación particular y contradictoria que viven los enamorados. Sobre todo, los enamorados que no pueden confesar públicamente su situación. Es un sinvivir, como se ve en ellos. En ella, porque vive el dilema de estar simultáneamente con su novio, con el que se lleva bien y con su nuevo ¿quién sabe qué? A quien acaba de conocer. En él porque está, o eso cree, enamorado de esa chica que es la novia de su hermano. No puede sentir celos de él, pero los siente. Primero es ella la que juega con ventaja y él elque se comporta de forma rara, pierde los papeles, hace comentarios idiotas, se comporta como un borde, etc. Como es una comedia uno se ríe de las situaciones pero resulta realmente dramático. Pero luego cambian las tornas y cuando aparece la preciosa “cara de cerdo” es ella la que siente que le falla el mundo a sus pies y que tiene celos y lo pasa mal. También había algo dentro de ella que le hacía sentirse mal cuando el otro se apartaba de ella. Y eso sí que es “como la vida misma”.

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