miércoles, marzo 07, 2007

Lembranzas brasileiras.

Me encontré el otro día en la prensa brasileña (periódico Zero Hora del 28-02-07) la siguiente esquela:
(La escribe una madre en el aniversario de su hijo fallecido, con foto por supuesto):
Vai até o infinito,
E tenta encontrar alguém
Que te ame mais do que eu.
Se encontrares,
Então esqueça-me.

(Recorre el infinito y trata de encontrar a alguien que te quiera más que yo. Si lo encuentras, entonces, olvídame)
¿Qué tremendo, no?

Brasil es así, está lleno de contrastes y exageraciones. En las temperaturas, en las relaciones, en las enormes colas para todo, en los shopping infinitos, en los atascos, en el cariño y afectuosidad que te muestran. En casi todo.

Decía Lula el otro día que el eje vertebral de Brasil era la salud. Parece un chiste, pero es la verdad. No he visto ningún otro lugar donde se aprecie y cuide tanto el cuerpo. Quizás porque se sienten con unos cuerpos de lujo que precisan cuidados fuertes. Pero resulta impresionante ver y sentir su preocupación por la salud y la belleza. En Río de Janeiro, los domingos se cierran las enormes avenidas en torno a las playas (Copacabana, Ipanema, Leblon, etc.) para que la gente haga footing y ejercicio. En casi todas las ciudades ya avisan que los domingos y festivos las avenidas principales serán compartidas los domingos por coches y paseantes o ciclistas.

No he conocido ningún lugar donde se coma más ensaladas. Ni donde haya puestos de masaje en los supermercados, en los shoppings, en los aeropuertos.

También me ha llamado siempre la atención su paciencia. Salvo excepciones. Los brasileños son muy pacientes. Claro que, de otra manera, les sería casi imposible sobrevivir. Aguantan resignadamente cualquier cola, cualquier instrucción. Una vez comentábamos charlando en un grupo sobre lo pacífico que es Brasil siendo así que existen en él tantas diferencias de clases sociales y recursos. Un alumno ya mayor nos contestó: “es que nosotros no tenemos problemas de racismo, aquí los blancos saben que son blancos y los negros que son negros”. Y se quedó tan ancho.

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