lunes, marzo 05, 2007

El CID (Centro de Integración y Desarrollo)

Una de las cosas que le pueden alegrar la vida a un amante de la educación es conocer a la gente del CID (Centro de integración y desarrollo, creo). Es un centro educativo donde hacen integración de la buena.
Conocí a Lía, una de sus directoras en Manaos donde participamos juntos en un Congreso que organizó allí nuestra común amiga Maximila, de la ludoteca de la Ulbra. Luego he ido conociendo a las demás, a Sheila, la otra directora y al grupo de chicas jóvenes que dan vida a un experimento educativo de muchos kilates.
Fueron tan amables de invitarme a su 15 aniversario aprovechando uno de mis viajes a Porto Alegre. Y fue una de esas experiencias que resultan difíciles de olvidar. El evento tuvo una gran profundidad en los debates. Analizamos cosas muy interesantes en el trabajo inclusivo. Pero lo que me impactó más fue la carga de emoción que traslucía cada intervención. Allí habló mucha gente, desde las directoras a las profesoras, sin faltar la cocinera y los padres. Y todos transmitían esa emoción de quien se siente muy metido en el proyecto muy identificado con él.

Y eso que no pude participar en la gran fiesta que, fuera ya del ambiente académico y científico de las conferencias, organizaron después con toda la gente del colegio, incluidos los niños. Me mostraron ayer la grabación y, la verdad, sentí mucha envidia de no haber podido disfrutar con ellos de esa situación de alegría compartida. Ver a los niños bailar el vals con su pareja fue muy emocionante. La verdad es que son enormemente creativos y consiguen unas coreografías maravillosas que logran implicar a todo el mundo. No tienes opción, te enamoras de ellos sin remedio.

Esta vez he podido estar con ellos de nuevo. Pensé que estaban de vacaciones con sus familias y no me atreví a llamarlas los primeros días. Pero luego vinieron por el Congreso y allí nos encontramos. Y fue como retomar nuestra amistad, así simplemente, sin necesidad de interfaces.

Hay cosas que marcan las amistades verdaderas. Lía estaba preocupada porque, decía, que me encontraba triste. Es la clarividencia de la gente acostumbrada a trabajar en el tema de la diversidad. Esa empatía unida al cariño de la amistad es lo que las hace tan especiales. También me encantó su regalo con dibujos de los niños. Tengo un tocayo en el cole, un pequeñazo llamado Miguel que me ha hecho un dibujo (me ha dibujado junto a él sin que me falte nada, las gafas, la barriga, la calva: un malvado realista el migueliño). De Miguel para Miguel ha escrito en el dibujo. También eso es emocionante. Volvimos a visitar el centro y a ver las novedades. El refectorio que es el gran orgullo de Sheila. O el tejado de Uralita de una de las ampliaciones que han cubierto de tarros con plantas. Y salimos a cenar juntos y a disfrutar de ese encuentro con el que no contaba pero que siempre disfruto tanto.

No tienen muchos medios en el CID, pero derrochan imaginación y entusiasmo. En eso se parecen a los que la literatura ha definido como rasgo central de las escuelas de calidad: el fuerte sentimiento de pertenencia y de orgullo con lo que hacen. Se les nota en la cara alegre, en el gesto amable siempre, en la forma de hablar de los niños y de sus familias. Incluso los problemas, que no faltan (este año, por ejemplo, les ha bajado bastante la matrícula), los encaran con tranquilidad. Con la seguridad de quien sabe que lo está haciendo bien.

Me encantó verlas de nuevo. Y saber que las cosas que escribimos sobre la inclusión, sobre el trabajo en equipo, sobre los proyectos, sobre todo eso no son sólo elucubraciones mentales o ideas utópicas. Ellas lo están haciendo. Y muy bien.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Miguel, em equipe (eu e a Lia) estamos a te escrever como retorno de teus escritos.
Ficamos muito emocionadas com o que tu vives do CID, embora distante sentes como nos sentimos e isto é da interlocução de quem faz educação com paixão.
Daqui para frente vamos manter nossos comentários aos teus escritos e vamos agregar a eles algumas reflexões nossas.
As professoras ao lerem teu escrito no livro de contatos internos sentiram-se privilegiadas pela visita e outras virão.
A Lia muito preocupada com tua fala de despedida do Brasil está mobilizada para fazer o mestrado para te manter vindo e muito perto.
É importante que saibas que em Poa tens a nós sempre, nuncas irás intervir de forma negativa na nossa rotina, será sempre muita felicidade te receber.
Se quiseres publica o nosso site para teus colegas ou interlocutores que queiram visitar www.cid.g12.br
Esperamos que a carga de trabalho ai não seja maior do que possas carregar e que logo estejas planejando outra vinda ao Brasil, ou melhor a Porto Alegre.
A Lia te diz que na próxima vinda vamos a um baile para te oferecer um lazer diferente.
Com carinho e admiração, Cheila e Lia

Anónimo dijo...

Me encantó recibir vuestro comentario, amigas queridas del CID. A veces quien escribe, tiene la sensación de que nadie se entera, lo cual es bueno pero también malo.
La verdad es que sois una gente muy especial y que contagiais a quienes se relacionan con vosotros.
Suele decirse que "a poco que rasques una teoría aparece enseguida una biografía". En el caso de las experiencias educativas (al manos éstas que surgen de la iniciativa y el esfuerzo privado)podría decirse lo mismo: a nada que rasques o mires detrás de la cortina de una experiencia educativa, te vas a encontrar las personas que le dan vida. Y eso pasa con el CID, en cuanto se cruza la puerta uno sabe que aquello no existiría sin mucha vida por detrás. Después uno os conoce y comprende todo.