jueves, mayo 14, 2020

Y PASÓ OTRO AÑO!



Otro más. Y así a lo tonto a lo tonto se van añadiendo nuevos dígitos, cada vez más pesados, a la edad de uno. Sin compasión, sin recesos, sin miramientos. Es como esas torturas anunciadas e inevitables que marcan nuestra agenda. Y pese a ello, no puedes quejarte porque, como decía el otro, la alternativa es mucho peor.

De todas formas, estos cumples intermedios resultan bastante insignificantes. No tienen el brillo y esplendor de los cambios de década. Aquellos los celebras por todo lo alto, estos pasan desapercibidos como asuntos rutinarios de tu biografía. Con gusto los pasarías por alto, pero, al final es una tontería porque pesar, lo que se dice pesar, pesan igual que los demás.

Pero, en fin, las circunstancias este año son adversas. No vamos a poder celebrarlo de ninguna manera, con todo cerrado y lloviendo (me faltó llevarle los huevos a Santa Clara). Menos mal que en casa estamos bien y podremos hacer nuestra celebración doméstica, que tampoco está mal. Dejaremos para días mejores el festejo social.

Lo que no han faltado, desde el punto de la mañana, son las felicitaciones de amigos.  Y se agradecen.  Al final, ellos y ellas son la fuente de las fuerzas que te animan a seguir pese a las dificultades. Algunos hasta se han animado a escribir sus buenos deseos y recomendaciones. Y como lo dicen con cariño, las acepto con gusto. Así que hoy, la entrada al blog me la ahorro y la suplo con este escrito que he recibido (la verdad yo no lo habría dicho mejor).
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Hola, Miguel, por esas cosas de la casualidad (ahora lo llaman internet) me he enterado de que estás de cumple. Vaya, pues MUCHAS FELICIDADES. ¡Hay que ver lo rápido que pasa el tiempo! Parece que fue ayer cuando nos reuníamos en Orazo para celebrar tus 70 y cuatro días después estamos en los 71. Un año más viejo (lo de más sabio, más maduro, con más experiencia y otras lindezas lo dejo para los aduladores, ya sabes que ese no es mi rollo). Más viejo y un poco más jodido, que eso se te nota.

¿Recuerdas que el año pasado por estas fechas tu agobio tenía que ver con la jubilación que veías acercarse? Pues ya llegó y, pese a que has tratado de disimularlo, aún estás ahí en pleno duelo y como perdido en medio de esa nada que es el sentirse fuera de juego, fuera de ese juego al que has venido jugando durante muchos años. Te mejoró un poco la cara cuando te nombraron emérito, pero ni siquiera así se te ve mucho más contento. No sé cómo estarás por dentro (hablas poco de tus sensaciones), ojalá que bien, pero como disimulas bastante mal, da la impresión de que aún queda mucha tarea por hacer para poner al día aquel espíritu jovial y creativo que te caracterizaba. Es como si te estuviera costando mucho cerrar tu etapa laboral para abrirte a la nueva época de la jubilación. Y sobre eso poco te podemos decir los amigos, solo contarte que otros han logrado dar ese paso con tranquilidad y alegría. Tú no tendrías por qué ser menos. A no ser que te vaya el rollo de dramatizar el trance. Espero que no. El hacerlo no mejora nada tu caché, que lo sepas.


Por otra parte, hasta deberías estar contento de que finalmente haya acabado este año que te ha traído tantos tragos amargos. No solo la coña de la jubilación, también están todas las peripecias médicas derivadas de aquel “puto grano”, según tus palabras, que degeneró en ni sabe cuántas amarguras médicas. Y para completar el sinvivir de tu año (y el de los demás) aquí estamos penando por un virus que nos ha mantenido encerrados dos meses y que nos amenaza con no dejarnos en paz por varios más. Así que, más que lamentarte por tener un año más tendrías que estar contento como unas castañuelas por haber podido dejar atrás sin heridas mortales, esta mierda de año cargado de desventuras. Confiemos en que el próximo algo mejorará. No es que nos augure grandes alegrías, pero peor que éste será difícil.


Y, por otra parte, tío, también has tenido cosas buenas. No seas quejica. Conseguiste el ser emérito (algo que deseabas desde el fondo de tu alma narcisista), parece que vas teniendo fortuna en el descarte de las amenazas médicas y te vas librando del virus. No es poco mérito para un año de transición. Y, por si fuera poco, hasta te vas animando a retomar el blog que habías abandonado. Bueno, seguro que no es un año para ponerle sobresaliente, pero un aprobadillo… Y, en todo caso, da lo mismo porque los años están para pasarlos, da lo mismo que les des buena o mala nota.


En fin, chaval madurito, anímate un poco más que hoy es un día de alegrarse. Nos tienes a tus amigos, tienes a tu familia, y te tienes a ti mismo (aunque un poco estropeado, últimamente). Es suficiente para seguir adelante con ánimo. Que pases un buen día con Elvira y bien encerradito en casa que ya sabes que el virus es un pervertido que le gusta hacer daño a los mayores.

 
Un gran abrazo.
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Pues eso, no tengo mucho más que añadir. Ya sabéis que estoy de cumple, aunque hoy se notará poco. A mí me gustaría volver a celebrar los 70 (de aquel día tomo las fotos), pero ya ha pasado un año y eso me pone en los 71 que es una cifra que agobia por lo abultada, aunque ya ha dicho Jeannie Rice, que también los ha cumplido y ella sigue corriendo maratón, que 71 es solo un número.

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