sábado, agosto 14, 2010

A la playa… con dos cojones.


Es muy celta La Coruña. Es como estar en Escocia o Irlanda, el tiempo cambia a cada poco. Pero eso en Agosto es una tragedia. Uno tiene sus planes y no puede estar dependiendo de qué vaya a pasar en las horas siguientes. Tanta incertidumbre estresa mucho. Así que aquí se corta por lo sano: si toca playa, todo dios a la playa.
Y eso hicimos. Y como ya vamos conociendo el percal, mi santa en cuanto pisamos la calle dijo: “creo que voy a meter una chaqueta en la bolsa”. Pues eso, si hace falta meter una chaqueta junto a las toallas se mete, pero nada de renunciar a la mañana de playa. Con dos cojones.
Luego resultó que, efectivamente, ni chaqueta ni glorias. Yo creo que hasta me quemé. Quedó un tiempo, que por momentos, era estupendo. Y el agua, aunque la cosa variaba de zona a zona, estuvo como nunca. Sigue fría, si no no sería Coruña, pero estaba agradable. Casi cálida. Pero la gente no se lo cree mucho. “Lo que veo yo, decía un señor de Bilbao que teníamos al lado, es que aquí solo se meten las personas mayores”. Ellos, dos matrimonios cincuentones, ni se aceraron a la orilla.
Hoy estuvo simpático el día. Como era sábado había mucha gente por la calle. Bastantes haciendo, como yo, su recorrido por el paseo marítimo, desde los Jardines a la Torre de Hércules y de allí hasta Riazor. Unos 5 kilómetros que sientan muy bien. Ésa es mi ración de los sábados. Los domingos es un poco más largo por la otra parte, desde Riazor hasta El Portiño y regreso.
Cuando ya llegaba a la playa adelanté a dos viejetes que hablaban alto. Uno de ellos andaba casi doblado. El más tieso le estaba preguntando: porque tú, ¿qué edad le echas?. Por lo menos cincuenta, le decía el encorvado, cincuenta y pico. Va a ser muy joven para mí, le decía el tieso, ¿qué hago yo con trece años más? Me va a pedir mucha guerra. Pues se la das, le decía el otro que casi no podía con su alma, se la das. Por supuesto, estuve a punto de corroborar yo, ¡qué carajo!, tú se la das. Pero no quise ser cotilla.
Y como ya había llegado a mi sitio de la playa, los dejé marchar con sus devaneos adolescentes. Además, cuando uno entra en la playa, incluso en Coruña, tienes que dejar a un lado el oído y priorizar la vista. En este caso no es para poder moverte entre un mar de cuerpos y evitar pisar a alguien. Total éramos cuatro gatos. No tenemos problemas de cantidad en la Playa del Orzán. Tenemos más de calidad, pero aún así siempre hay cosas hermosas que ver. Estas últimas semanas, se han hecho habituales dos hermosas mozas colombianas (es un suponer) que se tumban al pie mismo de la escalera, supongo que para incrementar el goce de los paseantes. Y las chicas son propietarias de dos culos cinco estrellas, o tres tenedores o como se mida la calidad de esas zonas. Una de ellas, además, gasta poco en bañador. Luce uno de esos hilos dentales que más que tapar lo que hacen es establecer linderos para diferenciar espacios. Vamos, una alegría.
Y luego, por aquí y por allá, a veces solas, a veces en pareja, a veces con sus novios (otro suponer) otras muchas en minibikinis o en topless que hacen un panorama muy estimulante. Así que uno debe analizar cuidadosamente el contexto, con sensibilidad y disimulo. Y todo lo que uno lleva avanzado en controlar su voyerismo se va al carajo en un minuto.
¿Qué te ha pasado hoy, me recrimina el blog? No es muy propio de ti, todo esto que estás escribiendo, ¿no? No sé, me he justificado, ¿ te parece mal que les mire? Supongo que a ellas no les molesta. Bueno, me dice el blog, me parece un comentario machista. Bueno, no sé, le he dicho yo, quizás debiera fijarme más en los hombres, pero no me va ese rollo. Tú estás mal…, ha dejado caer mirando para otro lado, un día hablas de la muerte y al siguiente de culos y tetas, es verdad que te ha debido dar mucho el sol. En la cabeza. Ya me callo, ya me callo, no te enfades. Si no escribo, te enfadas porque no escribo. Y si escribo, me criticas. A ver si te enteras de que estamos de vacaciones…y de que esto es un poutpurri. ¡Vamos hombre!

1 comentario:

angel dijo...

Pues son colombias, que lo sepas. Son brasileñas. Hoy que estaban medio encogidas parecían dos esculturas de Botero.
Ah! Y nosotros no somos de Bilbao. Somos de Baracaldo. Un respeto!