lunes, abril 07, 2008

Maider


Otro fin de semana familiar. De esos que no pesan, aunque tengas que echarte a la espalda 1600 kms. en tres días escasos. Pero ya he decidido que hay cosas que merecen la pena, al margen de cualquier otro tipo de consideración. Y una de ellas es la familia. Al final, es eso lo que nos queda. Y lo que más nos cuesta perder. Así que tenemos que aprovechar cualquier posibilidad de estar juntos. Los que vivimos lejos sabemos bien lo que eso significa. Además esta vez teníamos una buena razón.

Se bautizaba Maider. El último (por ahora) retoño de la saga. Una cría preciosa, alegre, con unos ojos grandes que absorven todo cuanto ven, llena de vida. Hace bueno el nombre que le han puesto: MAIDER. De Mari-Eder, chica bonita. Preciosa, en este caso. Un lujazo que Eva y Javi exhiben con orgullo. Y la abuela Blanqui no digamos. Hasta se le han pasado las penas. O te las cuenta como si no mereciera la pena hablar de eso teniendo tanto que hacer y decir de-con-sobre la pereja de retoños.

Así que allí nos fuimos. Esta vez más puntuales que en otras celebraciones. Además como eran 6 criaturas a cristianar, se notaba menos. Y pudiendo ser eso lo bonito del acto, se convirtió en su problema principal. Demasiada gente, mucho follón, mucha conversación, poca liturgia. Una pena. Me dió la impresión que el cura ya se temía eso desde que vió el panorama antes de empezar. Y se puso a la defensiva. Pero, total, con recomendaciones desde el micrófono no se gana demasiado. Ya había muchas palabras, mucho ruido en la iglesia. Él sólo añadió un poco más de lo mismo. Y le hicieron puñetero caso.

No entiendo por qué lo tienen montado así: todos los niños juntos. En una ceremonia sin misa. Se supone que quieren reforzar el sentido comunitario del bautismo, pero consiguen todo lo contrario. Lo que refuerzan es el espectáculo. La comunidad no va al acto porque no es una misa normal a la que ellos suelan asistir. Van sólo los implicados en el bautizo y sus familiares, muchos de los cuales tienen muy poco que ver con la parroquia. Así que luego pasa lo que pasa. Estaría bien discutir aquí un poco de este tipo de cosas eclesiásticas que cada vez funcionan peor y van perdiendo el hermoso sentido que otrora tuvieron. Para quienes todavía sentimos un poco esas emociones de antes, esto de ahora te deja medio frustrado y confuso. Pero son otros tiempos y otra forma de ver las cosas, está claro.

De todas formas, eso queda para otra ocasión. Fué el día de Maider . Y también el de Lorea y de sus padres y padrinos. Y eso es lo que celebramos. Ella estaba guapísima. Y se portó muy bien, aunque se quejó algo cuando el cura le soltó varios chorros de agua que la chirriaron. También celebrábamos el cumple de Oihane, pero ella ya toda una chica (siempre seria y reservada y con esa mirada de brujilla inteligente que te puede transformar en mariposa si saca su barita mágica) cedió generosa su protagonismo a las pequeñas.

Y luego la comida en el Pasarela organizada (supongo) por la abuela. Muy bien, como siempre. Algunos dirían que en esas ocasiones la comida es lo de menos, lo importante es estar juntos. Pero eso a los Zabalza no les sirve. Claro que es importante estar juntos, pero con una buena comida entre medias para que el orgasmo colectivo pueda producirse sin fingimientos. Pues eso, la comida estuvo excelente. Y luego, claro, la tertulia post con el mus incluido. Y tengo que decirlo, porque esto acontece pocas veces: esta vez gané yo. Y eso que hicimos dos mesas porque éramos muchos y luego los ganadores de una tuvieron que enfrentarse a los ganadores de la otra. Pues eso, el hermano mayor de Javi y éste servidor de ustedes lo ganamos todo. Milagrosamente, es cierto. Como malos perdedores que son (nunca hay buenos perdedores al mus) dijeron que si habían ganado los peores, que si era la suerte de los novatos. Y una leche.

De todas formas, luego se iban a ver a Osasuna y allí a hecatombe fué completa.


En fin. Otro día de familia. Igual de estupendo que todos los anteriores. Igual de entrañable. Y con esa dos caricas de ensueño como protagonistas (o casi protagonistas, porque también estaba Oihane de cumple). La una, Maider, porque se bautizaba (bueno, la bautizaban) y la otra, Lorea, porque se sentía hermana mayor de la homenajeada y de ninguna manera dejaba que nadie le robara su parte de protagonismo. Un cielo.

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