sábado, julio 28, 2007

Bajo las estrellas.

Bajo las estrellas

Ya han pasado algunos días desde que pude ver esta película en Pamplona (que es donde hay que verla) y no quiero que, al pasar los días, las impresiones se me vayan diluyendo.
En la ficha técnica, baste decir que es una “opera prima” de Félix Viscarret, un navarrico (hay muy pocos) que ha llegado al cine grande desde los cortos. Protegido de Fernando Trueba, ha tenido la suerte de tener un buen mentor. Los actores son conocidos: Alberto San Juan interpreta al protagonista (Benito), Enma Suarez a Nines (la novia del hermano), Julián Villagrán a Lalo (el hermano artista, exalcohólico y depre), Violeta Rodríguez a la niña Ainara. La película está basada, a lo que se dice, en una novela ”El trompetista de la utopía”, título que ya promete mucho por sí mismo. De todas formas, tengo que decir que yo escogí verla por el morbo de ver una producción de un director navarro.
Y mis primeras sensaciones fueron nefastas. He de reconocer que me perdí la primera escena y el primer solo de trompeta que por lo que otros cuentan es un magnífico comienzo. Yo me encontré a Benito en plena pelea con su pareja y despotricando por tener que viajar a Navarra desde Madrid. Perola cosa empeoró cuando llega a Estella y la cámara va recogiendo, junto a los comentarios despectivos del actor unos espacios que, efectivamente parecen del tercer mundo. ¡Precisamente, Estella! Algo similar ocurre cuando vemos aparecer a los primeros personajes anclados en el pasado, miserables, sin expectativas, lo peor. Vaya, pensé, el ser navarro no garantiza ser buen director. Y me preparé para lo peor.

Pero poco a poco, la película te va metiendo en su magia. Hay mucho sentimiento en el guión y, al final, justo es reconocerlo, es una gran película. Bastante en la línea de Brokeback Mountain de Ang Lee y los amores entre los dos vaqueros, aunque con un drama más doméstico. Aquí no entra en juego la homosexualidad (se trata de dos hermanos), pero sí un fuerte amor (un amor hasta la muerte) entre dos hermanos que apenas se han tratado y a los que la vida ha llevado por caminos muy diversos y complejos. Toda la película es un gran canto al amor fraterno, al amor en definitiva, incluso cuando las cosas se tuercen hasta el paroxismo.

Creo que Viscarret intenta meter en su obra demasiadas cosas y eso hace que algunas queden tratadas de forma muy superficial. No podia faltar el terrorismo nacionalista (al final se trata de Estella, lugar conocido por el famoso pacto) pero es apenas un episodio que se resuelve muy en plan tópico (recibir una paliza por un comentario no es lo que suele suceder).

En cambio, Viscarret trata de manera magistral todos los matices del amor entre las personas. En eso sí se nota que es un buen navarro, sensible y atento a lo que les pasa a los otros. Me temí lo peor en las primeras escenas con la niña. Dado lo cutre de la historia hasta ese momento, todo hacía prever que la película se deslizaría por los pedregosos acantilados de la pederastia. “Vaya, me angustié, más leña para abrasar la imagen de Navarra”. Pero no fué nada de eso sino una de las más bellas historias de cariño que jamás he visto en el cine entre un adulto marginal y una niña también marginal. A partir de ahí, ya no tuve más peros y me entregué en cuerpo y alma a la historia.
Hay muchas cosas preciosas en la película como los paisajes (esas nieblas del Perdón están sobrecogedoras), la gente (bruta y noble a la vez, como somos de verdad), la propia historia (el apego a la familia, pese a los muchos girones en que se quiebre la relación, está siempre como fondo), la música (logradísima a veces y eso que eché en falta algo más de solos de trompeta) y el humor (hay un humor navarro, socarrón y cabroncete que está muy bien recogido, por ejemplo, en la música con que ameniza el funeral de su padre).En fin, Elvira salió protestando por las películas a las que le llevaba y yo acabé emocionado por lo mucho que me había sentido identificado con algunos momentos del film. Un 8.

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