domingo, julio 08, 2007

¡7 de Julio, San Fermín!


Es nuestro grito de guerra como navarros, aunque este año lo estoy notando un poco menos. Y eso que pensaba estar en Pamplona este fin de semana. Pero no me estoy despertando a tiempo para ver el encierro como dios manda, y eso me tiene preocupado. Antes era como si saltara un resorte interior o me sonara un despertador genético. Debo estar tan estresado que ni lo oigo.
De todas formas, estoy llegando a las repeticiones y eso da para saciar el gusanillo. Fue bonito el encierro del sábado, aunque con tanta gente en el recorrido que asunta. De hecho tuvieron que retrasarlo hasta despejar un poco las calles porque resultaba en exceso peligroso. Los fines de semana es siempre así. El de hoy, domingo, el de los Miuras, ha estado muy interesante. Mucha gente, también. Supongo que eso despista mucho a los toros, con miles de estímulos provenientes de todas direcciones. Y así acaban despistándose como el de hoy que tras una caída se salió de la manada e hizo derrotes a diestro y siniestro. Pudo ser un encierro trágico pero afortunadamente no hubo que lamentar más que heridos sin gravedad. Y eso que en un par de ocasiones, tuvo tan a su merced el toro a su víctima que podría haberla masacrado. Pero, miuras y todo, han sido buenos.

En fin, que estamos en San Fermín. Y, aunque vivirlos en Santiago de Compostela, a 700 kms. de distancia, no es lo mismo, tampoco deja de ser San Fermín. De hecho, dentro de un rato nos iremos a comer juntos todos los navarros de la ciudad. Nuestro amigo Jesús, de Peralta, será el encargado de hacer las migas y a los demás nos tocará echar una mano con la longaniza, las chuleticas de cordero o lo que sea. Comeremos y beberemos a gusto. Cantaremos algunas jotas y recuperaremos recuerdos de nuestros pueblos navarros.

Ahora que Navarra está mucho en la prensa por la historia de las negociaciones con los nacionalistas para constituir gobierno, nosotros viviremos otra Navarra, la que llevamos en el corazón convertida en añoranza. Suele estar medio aletargada durante el año, pero llega San Francisco Javier en Diciembre o San Fermín en Julio y despierta cada año con nuevos bríos. Es lo que tiene vivir fuera de tu tierra. Una cruz que sólo los navarros podemos saber lo que nos pesa.

Pues eso, ¡viva San Fermín!.

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