domingo, agosto 02, 2009

Desnudos por Central Park



Cuando me preguntan cuáles son mis hobbies siempre incluyo el teatro. Pero debería añadir que lo que me gusta es el “buen teatro”, el teatro inteligente, el vistoso, el que he hace sentir cosas y admirar a los actores. ¡Qué difícil es encontrar cosas así en España! Pero claro, si no aprovechas las oportunidades de ver a las compañías que de vez en cuando van pasando por provincias no te enteras de cómo está la situación.
En fin, que como milagrosamente aún quedaban entradas para ver Desnudos por Central Park, una obra de Mark Rowell y que llegaba a La Coruña en la típica gira veraniega de las compañías madrileñas. El trabajo está dirigido por Jaime Azpilicueta y protagonizada por Manuel Galiana, Emma Ozores y Ma. José Alfonso, entre otros.

Bueno, pues nada. Una tontería de teatro de colegio. Veo en la propaganda que la obra se representó como un musical en Broadway. La verdad, yo no lo vi anunciado cuando estuve allí hace unos meses, pero debía ser algo muy distinto a lo que nos presentaron el otro día en el teatro Rosalía de Castro. Una coreografía impresentable, absolutamente minimalista (un banco, una muro a medias y un árbol artificial) y sin cambio alguno durante toda la obra. Un texto ñoño (aunque el mensaje podía ser interesante), unos actores sin registros (salvo la suegra, en la que se notaba la veteranía de la Ma. José Alfonso)), unos efectos especiales de chiste y un ritmo inexistente. Con decir que hasta el desnudo no fue desnudo y en una época como la actual cuando les tocaba desnudarse apagaron la luz para que no se viera nada. Una pena, porque probablemente el desnudo de Emma Ozores sería una de las pocas cosas que podríamos recordar con alegría de esta representación. Pero ni esa suerte tuvimos. Desde mi punto de vista, una buena idea muy mal desarrollada y pobremente interpretada (aunque es posible que poco más se puediera sacar de un texo y unas situaciones tan planas). Una pena para los que amamos el teatro.
La idea no estaba mal. Venía a señalar que la realidad social que tenemos es algo construido a través de los medios. Uno tiene que estar en la prensa si quiere existir. Y para estar en la prensa ha de hacer algo raro, que llame la atención. E incluso eso, resulta insuficiente, porque lo que en un momento es novedoso deja de serlo al poco tiempo. Irse a vivir al Central Park fue novedoso al principio pero pronto dejó de serlo. Ya no se paraba la gente a verlos, ya no los reconocían cuando se cruzaban con ellos. Se habían convertido en un elemento más del Central Park. Y ahí nació la necesidad de buscar nuevos elementos novedosos. Estar en el parque ya no era novedoso… tendrían buscar un nuevo motivo de asombro. ¡Desnudarse!
Y una nota final. La sesión de teatro fue ayer en la noche. Hoy la prensa local hacía referencia a la obra. Por supuesto la ponía por las nubes (igual que todas las noticias que he podido ver en Internet) pero lo gracioso es que quedaba claro que el/la periodista que escribió la crónica no asistió a la sesión. Es cierto que hubo muchos fotógrafos haciendo fotos cuando se inició la representación, pero enseguida se fueron. Y digo que no asistió a la sesión, no sólo porque repetía literalmente las frases elogiosas de la propaganda incluidas en el programa, sino que ni siquiera se sabía la historia. Con lo que la cuenta mal: “… y se da cuenta de que para triunfar no hay nada mejor que montar un circo. Puesto a ello, decide vivir completamente desnudo en Central Park y se lleva a su mujer para darle más empaque. (…) A partir de su desnudo integral y diario, le comienza a llover ofertas…”. Quizás ese fuera el libreto de Rowell pero nada que ver con lo que vimos en el teatro. ¡Mucha cara!

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