lunes, junio 03, 2024

SIEMPRE NOS QUEDARÁ MAÑANA

 



Interesante esta película italiana (2023), opera prima de Paola Cortellesi (que, además es la protagonista del film y coautora del guión).  Quizás sea el guión el eje fundamental para entenderla. Es un guión a tres manos (la propia Cortellesi,  Furio Andreotti y Paola Cortellesi) que nos traslada a una familia convencional  italiana de los años 40 del pasado siglo (claro que a nadie se le escapa que su intención, ya expresada en otras producciones suyas, es poner sobre la mesa la actualidad del machismo en las dinámicas familiares).

Protagoniza la historia la propia Cortellesi junto a otros autores muy reconocidos en el panorama italiano: Valerio Maslandrea (ya tiene más de 90 películas en su haber), Vinicio Marchioni, Romana Maggiora. Los  personajes que deben representan están muy claramente definidos, así que su tarea, salvo la protagonista, resulta sencilla.

Técnicamente, es una obra curiosa. Está filmada en blanco y negro lo que la dota de una claridad particular y hace fácil el retrotraerse a un pasado ambiguo. La música, bien seleccionada, juega  un rol diferente al habitual: le sirve a la directora para denunciar comportamientos malignos ridiculizándolos.  Sientes el horror de lo que estás viendo, pero sazonados de componentes absurdos de música y baila. Te choca cuando aparece, pero hay que reconocerle que es justamente ese sentido absurdo lo que hace que las escenas se queden grabadas. Y, supongo,  que no es que la Cortellesi pretenda desdramatizar el tema de la violencia machista, más bien al contrario, quiere llamar la atención de los espectadores sobre el escaso valor dramático que se da a ese tipo de comportamientos en la vida real; que hacemos como si se tratara de algo normal o como un juego, cuando se trata de un auténtico calvario.

La Cortellesi, como actriz, está habituada a representar papeles vinculados a las relaciones de género. Algunas de sus películas anteriores abordaron temas muy vinculados al género ( Scusate se esisto, 2014; Femmine contro maschi, 2011; Maschi contro Femmine, 2010).  Así que en su primer trabajo como directora trata de aunar una temática de actualidad como es la violencia de género con el particular estilo de la comedia social italiana. Y le sale bien. El enorme éxito alcanzado en Italia es un buen aval. No sé si en otros países sabremos captar bien esa conjunción entre la denuncia y el humor de que hace gala.

 Resulta obvio que el machismo que presenta la Cortellesi es un machismo de brocha gorda. Afortunadamente eso ya pasó. Suena raro escuchar las cosas que dice el marido o su padre. Produce sonrojo el pensar que alguna vez las cosas pudieron ser así, pero no te identificas con ellas, ni siquiera los que ya somos mayores. Más bien te dan ganas de subirte a la pantalla y darle dos hostias al maleducado. Te agobia más cuando pone ciertas frases en boca del novio joven de su hija, porque eso sí lo pudimos vivir. Pero en conjunto, la historia que nos cuenta te queda como si estuvieras leyendo un comic. Es lo bueno y lo malo de este desafío de contar lo serio con recursos ingenuos.

De todas formas, me ha gustado porque el conjunto está bien. Es una historia dramática pero divertida.  Y, sobre todo, te queda esa sensación de la gran capacidad de resiliencia de la protagonista. Y de la fe en la democracia y el voto femenino. Un Happy End, un poco forzado, la verdad. Ojalá las cosas fueran así.

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