martes, junio 10, 2008

La agenda

No sé como valorarlo. ¿Podéis creer que una agenda pueda volverse en contra de su dueño? Pues la mía lo hace. Me está puteando desde hace varios meses. Quizás desde antes, pero ha sido últimamente cuando yo me he dado cuenta. Yo ya veía que algo estaba fallando. Me faltan días. Huecos que yo había reservado como espacios libres resulta que ahora los encuentro ocupados. No entiendo cómo lo hace, pero es una auténtica campaña sádica contra mí. Porque sabe que es ahí donde me duele.

Así que voy de asombro en asombro. Me encuentro con compromisos que tenía asumidos cambiados de fecha. Otros que desaparecen de la agenda o son sustituidos por otras cosas. Días en los que hay apuntadas varias actividades incompatibles. Semanas en las que desaparece algún día. Huecos que yo estaba seguro que había guardado para mí que aparecen ocupados por actividades inesperadas. Un caos. Me tiene montado un cisco tan monumental que no sé como voy a salir de ésta. Es como una pesadilla. Hasta estoy viendo que algunos días de Agosto (¡de Agosto, por dios!) aparecen con compromisos.
No sé que hacer. Es una Luxindex. Yo la tenía por buena agenda, pero esto que está pasando me da mucho que pensar. La he amenazado con pasarme a un PDA. Pero temo irritarla aún más y que me haga coincidir una reunión de Departamento con un viaje a Venezuela. Es que su crueldad no tiene límites.

1 comentario:

Cardioenterólogo dijo...

Profesor Zabalza.
Usted no necesita una PDA, necesita más gigas de memoria cerebral.
Un abrazo