viernes, abril 23, 2021

OTRA RONDA

 



Y llegó el cine. Bueno, llegó para mí, para nosotros. Estar, ya estaba, pero con tantas reticencias familiares para ir a un lugar cerrado (ese miedo que nos ha ido calando por dentro), la cosa estaba difícil. Pero ayer pudo ser. Menos mal. La verdad es que, llegados ya al centro comercial donde están ubicados los cines, son tantas las precauciones que se han tomado, que estás allí casi más seguro que en casa. Entradas y salidas separadas, nadie toca nada por donde pasa (parecemos esos defensas del nuevo fútbol con las manos a la espalda para evitar los penaltis), las entradas van en el móvil, y llegas a la sala y hay dos butacas vacías a cada lado tuyo. Por supuesto, todo el mundo con mascarilla todo el tiempo. Así que los aerosoles lo tienen chungo para contagiar. Nada, hay que animarse a volver al cine. La verdad es que había gente. Para ser un jueves, éramos bastantes. Eso sí, casi todos (ellos) jóvenes.

Bueno, la película ¡txa!. Fuimos creyendo que era una comedia que elevaba el ánimo y nos encontramos con un drama en toda regla. OTRA RONDA es una película danesa del director Thomas Vinterberg que cuenta como personaje principal con Mads Mikkelsen. La prensa comentaba que el propio rodaje de la película fue dramático para el director pues durante ese tiempo murió su hija en un accidente de tráfico en París. Quizás eso le llevó a cargar más las tintas. No es una mala película (de hecho fue nominada para los globos de oro, para varios oscars, para los Bafta, en el festival de San Sebastián, y en casi todos los casos recibió premios y menciones a la mejor película no inglesa). O sea que méritos tiene. La música es excelente, aunque excesivamente ruidosa para mi gusto.

La historia que nos cuenta es la de 4 profesores de un instituto danés que pretenden romper las rutinas y el encefalograma plano de sus vidas personales y profesionales echando mano del vino. Para hacerlo más científico (al final son profesores) se justifican en el estudio de un investigador que asegura que los hombres (y mujeres) nacemos con un déficit el 0,5% de alcohol en sangre. Y es esa carencia la que provoca estados de ánimo decaídos. Se aplican el cuento y deciden que, equilibrando ese déficit, seguramente les iba a ir mucho mejor. Claro que se trata de un experimento y, por tanto, tienen que ir documentando lo que les va pasando en cada fase. Y esa es la historia entre cómica y dramática que narra la película.

Sobre ese nudo temático central se van entrelazando otras temáticas interesantes: la educación secundaria danesa, la vida personal y de pareja de los protagonistas, la vida de los estudiantes, la cultura del alcohol en Dinamarca. Bueno, de resultas, es una perspectiva abigarrada de muchas cosas tocadas superficialmente.

Obviamente me gustó lo del vino. En cuanto se desarrolló el planteamiento y llegaron a su conclusión de equilibrar el déficit de alcohol para estar bien vinieron a mi cabeza algunos nombres de amigos a los que pensaba sugerir que la vieran, que les gustaría. También me interesó el que fueran profesores, pero enseguida quedó claro que aquello que se describía era más bien un esperpento académico, aunque viniera bien a la película. Estoy de acuerdo con alguno de los comentarios que he leído sobre el film en el que se indica que todos estos temas secundarios son el puzzle de la visión crítica del director sobre el mundo danés. Él quería mostrar una imagen crítica de las relaciones de familia, de la afición al alcohol, de la educación, de la juventud y va dejando apuntes dispersos sobre todos esos temas. Y así, todo junto, le salió un drama. Decía la publicidad que la película hacía que salieras de la sala con un chute de optimismo y con ganas de vivir renovadas. Siendo sincero, yo no las sentí.

En fin, lo bueno de esta tarde es que hemos vuelto al cine. Y, una vez abierto el camino, todo será más fácil.

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