martes, abril 03, 2007

Enamorarse.

Ayer tarde fuimos a ver "Atlas de Geografía Humana", la versión cinematográfica (tardía) de la obra de Almudena Grandes. La crítica que aparecía en la prensa de la mañana, aunque le reconocía ciertos méritos estéticos, no la ponía bien, pero la autora del texto reconocía que a ella no le gustaba la literatura de Almudena Grandes. Pero a mí me encanta por su desenfado, por los temas que aborda, por lo bien que escribe.
Poca gente en el cine.Unas 20 personas. Todas mujeres, menos yo, claro.
Comenzó la proyección y allí se fueron desarrollando las historias de 4 mujeres con perfiles personales muy definidos. Quizás en exceso, para hacer realmente creibles sus avatares. En realidad, como casi siempre en la literatura de Almudena, las cosas que pasan son simples encuadres para narrar historias de amor, o de sexo sin más. En esta hay más amor (amores complicados todos ellos, quizás esa fuera su tesis, que a una cierta edad todos los amores son muy complicados). Salvo una soltera (¿por qué tiene que ser la tartamuda, la menos agraciada?), las otras tres tienes serios problemas matrimoniales: una separada, otra apática y consciente de que su marido sale con otras y la tercera resignada pero agobiada y deseosa de algún estímulo extramatrimonial que reavive sus brasas. Y todas ellas vuelven a "reenamorarse" (¿es eso lo que hay que hacer a los 40?) y a pasar por ese proceso difícil de búsquedas, ansias, expectativas, desvelos. Como en el caso de las familias de que hablaba Tolstoi todos los enamoramientos buenos son diferentes y todos los malos tienen mucho en común. "Enamorarse no es eso (pasar una noche con alguien y quedar prendada), dice una de las protagonistas, es algo cerebral. Una reinterpreta la realidad, la reconstruye. Y eso lleva tiempo". "Pues a mí me llego follando, le dice la otra". Tristemente, a la cerebral es a la que le salió mal, mientras a la más vital acabó saliéndole bien (¿otra moraleja de Almudena?). Interesante el proceso de una de las casadas para recuperar su matrimonio. También el seguido por la soltera para ajustar sus expectativas a las condiciones de su pretendiente. En una de las ocasiones ella rechaza una invitación del Forito para irse a la playa con él diciéndole que tenía que pensárselo. Pero luego se arrepiente y ella misma se pregunta "¿y qué es lo que me tengo que pensar?"."¡Eso digo yo!", le oí comentar a media voz a la chica que tenía en la fila de delante".
En fín, una película sin grandes pretensiones y en la que se pasa bien. Como sucede siempre con las versiones de la vida que da Almudena Grandes, se suscitan discusiones interesantes sobre todo este mundo de los amores, las relaciones, los matrimonios y esas cosas de la vida que nos envuelven. Y la verdad es que lo que llama más la atención es la enorme policromía con que todos estos procesos aparecen: las relaciones acaban siendo tan distintas como lo somos las personas, y lo mismo los amores y las formas en que se concretan. La vieja rigidez de una cultura tan asentada en la religión como la nuestra donde todo estaba normativizado y las cosas tenían que ser (y parecer) de una determinada manera, se ha roto afortunadamente. Hoy todo es mucho más variable, más transitorio. No sé si más sincero, creo que no. Y desde luego, sigue provocando los mismos sufrimientos y dependencias de siempre.
Todo un atlas de la nueva geografía humana, al menos en lo que a las relaciones se refiere.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Salen las actrices en bolas para animarme a ir a verla?