martes, abril 17, 2007

Bodas y aniversarios

Si dejas pasar días sin escribir en el blog, luego todo se hace más difícil. Tienes demasiadas cosas que contar y se va diluyendo esa combinación de hechos y emociones que constituye lo más atractivo de esta especie de diario abierto. También es lo que hace más riesgoso el escribir, saber que tus emociones pueden colarse entre los entresijos de las frases y en el color de los adjetivos y otros elementos connotativos que van surgiendo. Al final quedas medio desnudo. Un riesgo.

Ha sido una semana llena de picos y de valles. Todos muy saturados de emociones, lo que quiere decir que lo he pasado muy bien y muy mal. Y en ambos casos con intensidades semejantes. Y así, en esa montaña rusa emocional, han pasado cosas importantes: un viaje intenso a Málaga, la boda de la hija de un amigo íntimo (gemelos, nos creían de estudiantes), mi aniversario de boda (33 años, quién lo diría!) y, por supuesto en un tono menor, la película del domingo.

La boda de Sandra el día 14, en el mismo día en que fue la mía hace 33 años, fue una especie de lugar de reencuentro de viejos compañeros. Con algunos de ellos hacía más de 30 años que no nos veíamos. Nada que ver con aquellos tiempos los actuales. Así que no sé si fueron emociones agradables o desagradables las primeras. Luego, por supuesto, cuando uno penetra en los recuerdos enseguida se encuentra la zona común de experiencias y afectos. Y entonces enseguida se reavivan las llamas de las viejas amistades. Lo pasamos muy bien. Fue doloroso saber que habíamos perdido por el camino a algunos compañeros, pero se compensó con la alegría inmensa de abrazar de nuevo a gente que querías mucho. Luis, el padre de la novia, hizo la homilía en mi mejor estilo y chorreando sentimientos como debe ser.

Bailamos toda la noche (empieza a notarse la nueva seguridad que te dan las clases de baile de salón; al menos vas cogiendo el ritmo, contando los pasos y repasando movimientos) y lo pasamos muy bien.

Al final de la ceremonia, la coral que cantó en la Misa ofreció un pequeño concierto de 4 piezas. Una de ellas un bolero que me dejó enloquecido. Cuando acabaron fui a pedirles la letra. Se quedaron un poco extrañado pero me la dieron. Mirad qué letra maravillosa:

Quiero estar, mi amor, contigo a solas / contigo a solas, solos tú y yo/ esta noche tibia que provoca/ la noche loca de amor.
Quiero sentirte muy cerca / quiero beber tus suspiros /emborracharme de besos/ de tus besos amor mío.
Y así estrecharte en mis brazos/ cuando esté a solas contigo.
Quiero estar contigo a solas/ te lo juro por los dos/ ser esclavo de tus ojos, de tus besos, de tu amor.

Suena un poco cursi así a pelo. Pero fue un bolero que te ponía los pelos de punta. Y más en aquel contexto y en aquella fecha.

Del aniversario de boda no hablaré hoy. Aunque el referente es un día concreto, eso dura todo el año. Pero es hermoso haber llegado, sin grandes tropezones, a esa madurez afectiva y personal que te permite mantener un proyecto de vida común durante tantos años. Seguir queriéndose, deseándose, buscándose… mantener la misma complicidad (ahora mejorada con un repertorio mucho más amplio de signos cuyo significado solo nosotros sabemos), seguir aceptándose como cada uno es incluso en lo que menos te agrada… En fin, son treinta y pico años.¡Quién nos lo iba a decir cuando comenzamos! Y lo más gracioso es que los padres de la novia se habían casado un año antes, nuestros amigos a la izquierda (compañeros de curso a los que nos sentaron en la misma mesa) un mes antes que nosotros, los otros amigos de la derecha un año después. Así que éramos un compendio de matrimonios duraderos. Muy raros ya. Quizás por eso nos pusieron juntos. Como haciendo un grupo de autoayuda.

De la película del domingo (Seduciendo a un extraño) poco puedo rescatar, salvo un guión magnífico que te tiene en vilo hasta el final donde se desencuadernan todas tus hipótesis. Y tratándose de seducción y relaciones no podía dejar de verla. Rescato de ella una perla. Lo dice Bruce Willis : “en las relaciones lo más importante es la sinceridad; en cuanto aprenden a fingirla, lo demás es ya fácil”.

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