lunes, mayo 28, 2007

Half Nelson

Como ya decía en la entrada anterior, no hay mejor cosa para recuperar el equilibrio tras un viaje largo que incorporarte de lleno a la normalidad. Si te dejas vencer por el sueño o el muermo, vas perdido.
Así que nos fuimos al cine, como casi todos los domingos. Esta vez sin rumbo fijo. Las carteleras de Santiago no pasan por su momento más excitante. A mí el hombre araña, o piratas del caribe 3 me dejan frío. Tuvimos que ir a ver qué había y seleccionar lo menos malo. Y lo menos malo (creía yo) fue Half Nelson, una película de Ryan Fleco que cuenta con el atractivo de tener de actor principal a Ryan Gosling (muy premiado en diversos festivales) y el aliciente de que trabaja como profesor. Así que entré bastante ilusionado.
Es un film raro y duro. Aunque he visto hoy en la prensa de Santiago que lo describen como un “brillante ensayo sobre la educación”, yo jamás lo interpretaría así. Tiene poco de educación y mucho de drama personal de un sujeto demasiado sumido en su propia desgracia como para poder ser educador. El profesor está colgado del crack y la cocaína y a duras penas consigue mantenerse lúcido en los momentos clave. No es mal profesor si atendemos a las 4 palabras que articula en sus clases. Es buena la idea a través de la cual trata de que sus alumnos entiendan el cambio social y la evolución de la historia como lucha permanente entre fuerzas opuestas. Le sirve para explicar los movimientos de liberación. Es gracioso que en la película, alguien le pregunte si es comunista, como si el director quisiera dejar caer la idea de que ese tipo de mensajes son propios de los comunistas. Sin embargo, su tesis repetida constantemente es que una persona a solas nada puede hacer para alterar el sistema. En su caso, ni siquiera para comenzar a reconstruir su propia vida.
Pero la auténtica protagonista de la historia es Drey, una niña de trece años, una de sus alumnas. Al principio pensé que la niña se había enamorado de él y que trataba de seducirlo. Pero las situaciones son tan asimétricas y el profe está tan destrozado que poco a poco te vas dando cuenta de que lo que ella hace es protegerlo. Y su mirada no es otra cosa que una llamada limpia a que salga de ese infierno en el que se ha metido y le está matando. Seguramente también hay amor en la niña, pero ese tipo de amor de alguien que quiere ayudar. Uno se va dando cuenta de que los papeles están cambiados. No es él quien le está enseñando (menos aún educando) a ella. Es ella, la que le acompaña y, en cierta medida, intenta salvarlo a él.
He leído en algún sitio que el nombre de Half Nelson viene de una llave de lucha libre de la que es muy difícil salir. Quizás eso le pasa a Dan, el profe yanqui. Como educador convencional no puedo dejar de sentir pánico por la situación que describe el film. Como adicto al cine he de reconocer que aunque es una película un poco lenta y peñazo, está muy bien trabajada y te hace pensar. Me sedujeron enormemente las miradas limpias a la vez que desoladas del profesor en sus momentos de infierno, miradas especialmente desengañadas cuando lo veía la niña. Y las miradas tranquilas de ella.
Y al salir entendí un poco mejor el mensaje del film. Volví donde el cartel anunciador y me fijé en el subtítulo: cuando enseñar es otra forma de aprender (o algo así). Y me pareció muy justo. En realidad era la niña la que le había estado enseñando todo el tiempo. Es uno de esos films que incorporaré el próximo curso a mis clases.

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