martes, mayo 01, 2007

¿Astenia primaveral?

El otro día me contaba una amiga que se sentía cansada y apática, como si hubiera hecho un gran esfuerzo y estuviera sufriendo las consecuencias. Astenia primaveral, le dije presuntuosamente. Pues no sé lo que es pero quizás sea eso, me contestó, porque otra explicación no se me ocurre.
También yo estoy sintiendo algo parecido. Se suceden intermitentemente días de un gran dinamismo y días que estoy de un apagado que yo mismo me sorprendo. Hasta lo está notando el blog. Siendo como era un placer el mantenerlo al día, ahora ni se me ocurre de qué escribir y se me hace muy cuesta arriba sentarme a redactar algo. ¡Qué desastre, por Dios!.

Y eso que ha sido una semana muy especial. Muy taurina, de esas en que vas sintiendo los cuernos del toro en tu trasero y sabes que el menor descuido puede significar una cornada segura. Ha sido una semana de debates en Internet con otros colegas del área (Gimeno, Jurjo, Imbernom, Benedito, etc.) del grupo de los “críticos”. Debates intensos con algunos momentos de confrontación cuerpo a cuerpo. Eso eleva la adrenalina. Quizás la pesadez actual tenga que ver con el postcoitum del debate.

El caso es que hubo unas pruebas de habilitación con resultados que no agradaron a todos, sobre todo a los que no las sacaron. Y protestaron. Y hubo quien, basándose en esa protesta (seguramente justificada) comenzaron a escribir cosas terribles. Que había regresado el fascismo, que había personas indignas que solo buscaban poder y tener una caterva de esbirros. Lindezas de ese tipo. Me animé a participar en el debate contradiciendo esas visiones catastrofistas e interesadas (siempre se dice eso de los “otros”). Y fue interesante porque se organizó un debate muy intenso y morboso (sobre todo, porque algunos de los que contestaron fueron a por mí). Y, entre escritos y réplicas, hemos tenido a toda el área en vilo durante una semana. No suelo arredrarme ante situaciones así, pero ciertamente agota. Genera mucha tensión en quien se ve tan personalmente implicado.
El caso es que, creo, he quedado bastante bien. Bastante gente me ha llamado o escrito mensajes personales felicitándome o dándome las gracias o mostrándose orgullosos de ser mis amigos. Pero, en cambio, nadie de los que han participado en el debate parecía coincidir conmigo. Eso genera una sensación extraña. Te lleva a sentirte francotirador y outsider. Hubo alguien que me decía que lo mejor era no entrar en el debate. Que el mayor desprecio era no contestar. Pero yo creo que no. Que lo que realmente importa es el no tenerles miedo. No tener miedo a nadie. Creo que mucha gente pensaba lo que pienso yo, pero no so atreven a decirlo. Y menos así, en público y en un debate. A mí me parece que es algo fundamental. Y si de algo me siento satisfecho es, justamente de eso. Seguramente no tenía razón en todo lo que defendí, pero todo el mundo en el área sabe, si es que no lo sabía ya, que Zabalza siempre está dispuesto a defender sus ideas. Y que no le importa demasiado con quién haya de discutir. Respeto a todo el mundo (mis escritos fueron siempre claros, incluso duros a veces, pero de guante blanco, sin peder nunca las formas) pero no estoy dispuesto a que nadie patrimonialice el derecho a hablar o a juzgar a los demás.

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