lunes, mayo 14, 2007

Buenos Aires es una mina, ché!


De Pamplona a Buenos Aires, pasando por Coruña y acabando en Santiago. Mis protocolos de fin de semana son muy exigentes como se puede ver. Y hay que seguir el protocolo. Todo hubiera ido bien, si no me hubiera amargado la tarde esa humillante derrota del Osasuna por 1-4.
Tenía trabajo en la Pública de Navarra el Viernes y para allá marchamos el jueves. El viaje fue tranquilo y llegamos justo a la cena en Casa Manolo, un tradicional de la buena cocina navarra (magnífica, por cierto, tanto por el menú como por la compañía). El Viernes, a vueltas con los ECTS en la uni por la mañana (no estuvo mal, pero es que son incondicionales) y tarde familiar. Y el sábado, prefetejamos mi cumple con una comida familiar y el consabido mus de sobremesa. Perfecto.
Pero el protocolo seguía su ritmo. Nuevos 750 Kms. el domingo por la mañana para llegar a Coruña a visitar a la pequerrecha Almudena, hija recién nacida de unos sobrinos. Una cosita linda a la que mantienen en la incubadora por unos día. Me dejaron pasar como abuelo ficticio y allí pude juguetear con ella que tomaba sus rayos UVA al margen del mundanal ruido (y no es una metáfora, la verdad es que el Materno era una locura de gente el domingo por la tarde).
Y la jornada acabó en Santiago sendo fieles al protocolo hasta el final. Y el final es, casi siempre, el cine. Esta vez nos decidimos por Buenos Aires, ciudad en celo. Una peli menor pese a la ilusión que siempre me hace el cine argentino por sus magníficos guiones y a que ésta la anunciaban como el repaso de su vida de un grupo de amigos cuarentones. Una “tanguedia” la definió el director, mitad tango, es decir, tragedia, y mitad comedia. Tuvo cosas agradables pero sin pasarse. Pudimos disfrutar de algunas de esas frases argentinas tan rotundas que te dan ganas inmediatas de apuntarlas. Hubo varios tangos con imágenes y juegos de palabras preciosos. Y faltó un poco más de Buenos Aires que era lo que yo esperaba. Pensé que Gafett, su director, haría un canto a Buenos Aires similar a los que hace Woody Allen de Nueva York. Pero no fue así. Buenos Aires apenas aparece, salvo como tema de conversación. Interesante, esa pregunta de “¿y para vós qué es Buenos Aires, un tipo o una mina? ¿La identificás con el obelisco o con el tajo de San Telmo?”Es una mina, ché!” Y las razones habituales de los amores complicados: no consigues ser feliz con ella pero no puedes vivir sin ella; te puedes escapar pero nunca te vas del todo, la quieres y la odias. “Una mina, ché!”

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