viernes, junio 01, 2007

La Blanqui

Ella será siempre así, la Blanqui, con artículo. Nuestra hermana. La única entre 7 hermanos. Ya tiene mérito eso, ¿no? Y hoy está de cumple. Y no me ha sido posible contactar con ella por los malditos móviles que siempre se quedan sin batería cuando más los necesitas.

Bueno la cosa es que como no me quiero quedar sin felicitarle en su día voy a emplear este blog para hacerlo. Ya sé que ella lo lee de vez en cuando. Esta vez se llevará la sorpresa de ver que esta entrada está dedicada a ella. Desde el Hostal de San Marcos de León, donde estoy alojado hoy.

Pues nada hermana, eso. Muchísimas felicidades en este enésimo aniversario. Ya sé que hace años que no cumples, pero eso no justifica que debamos desaprovechar el día que siempre fue de tu cumpleaños. No sé qué haces tú en estas ocasiones. A mí me da por ponerme melancólico y dejarme llevar por las añoranzas. Primero uno lo toma a mal. Al final es echarte un año más a la espalda (mala cosa para la artritis ésa que, a lo que se ve, llevamos en nuestros genes los zabalzas, o los berazas, no sé). Pero luego, como a la fuerza ahorcan, ya te vas haciendo a la idea que la cosa no tiene remedio y que es mejor llevarlo con paciencia.

Te repito lo que tú me decías hace unos días cuando yo me adentraba en los procelosos 58. Y yo puedo decírtelo con más razón que tú:”porque eres estupenda, porque estás estupenda, porque tienes una edad estupenda, porque te quiero, MUCHAS FELICIDADES. Elvira suele decir eso también, que está en la mejor edad y su peso. Da gusto así.

Bueno, yo te veo muy bien, la verdad. Ahora con los nietos, mejor aún. Ya ves que, aunque la vida haya sido poco generosa contigo en algunos momentos, ha sido espléndida en muchos más. Tres hijos maravillosos, unos padres magníficos y una caterva de hermanos que, aunque cogidos uno a uno resultamos una cruz, en conjunto hacemos un grupo excelente (al menos eso es lo que dicen tus cuñadas).

Blanqui, tu ya sabes que siempre has sido (y sigues siéndolo hoy) muy importante para todos nosotros. Siempre fuiste abriendo caminos a los más pequeños. Nunca olvidaré tu tozudez (que te ganó constantes reprimendas y más de un bofetón) por establecer tus propios límites para llegar a casa por la noche, para defender tu independencia, para organizar tu vida, en general. Como yo era mayor que tú, chico y además me marché pronto de casa, no me beneficié tanto como los más pequeños de tus progresos. Nuestros padres tuvieron que ir cambiando sus criterios a medida que tú crecías e imponías los tuyos. Siempre has sido muy batalladora. Rompedora de moldes. Incluidos tus propios moldes, los que iban definiendo tu forma de ser. Resulta sorprendente ver cómo has ido cambiando con los años. Para mejor, por supuesto. Aquella chica-señora muy tiquismiquis con casi todo, muy exigente y con una cierta vocación de pija, se ha ido convirtiendo en una mujer mucho más flexible, permisiva y capaz de priorizar los esfuerzos en las cosas que merecen realmente la pena. Supongo que han sido tus hijos los que te han ido transformando. Como tú lo hiciste con nuestros padres.
En fin, hermanita, probablemente son los años los que nos permiten valorar más las personas con las que hemos tenido la suerte de compartir nuestra vida. Hoy nos toca emocionarnos con tu cumpleaños. Agradecerte las muchas cosas que has hecho por cada uno de nosotros, y desear que sigas igual de animosa, de cariñosa y de próxima a todos nosotros. Supongo que todos los hermanos te han llamado ya para felicitarte. Yo quiero cerrar la serie y repetirte que te queremos mucho, que te necesitamos mucho y que nada nos podría hacer más felices que verte a ti feliz a ti. FELICIDADES, Blanqui.

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