jueves, octubre 22, 2020

JORNADAS DE CAZA

 


 

Miércoles 21 de Octubre. Los noticiarios lo venían anunciando desde hace días. Las cifras de contagiados y enfermos están creciendo en Santiago y esto va a acabar mal. Al final, la bomba llegó a mediodía: nuevas restricciones, horarios cortos en los restaurantes, reuniones solo de convivientes. Al carajo esa normalidad reducida a la que nos habíamos ido acomodando.

Además, las restricciones llegaban en un momento especialmente malo. En plenas jornadas de la caza en Santiago. Un molesto temblor empezó a recorrer el ánimo de los fieles a este tipo de convocatorias. Y los whatsapps comenzaron a circular llamando a rebato. Las medidas entraban en vigor a medianoche, había que reservar mesa urgentemente para una despedida digna antes de volver de nuevo a nuestros cuarteles de invierno sanitario.

Nuestra opción estaba clara: el Paz Nogueira. Comenzaron su temporada de caza hace un par de días y su cocina centenaria es de confianza. No hubo problema con la reserva y quedamos a las 8:30, una hora intempestiva para mis amigos, pero a la fuerza ahorcan. Si los restaurantes ya no pueden servir a partir de las 10 y han de cerrar a las 12, hay que madrugar para poder cenar con tranquilidad.

Nosotros comenzamos siempre por una cañita para hacer cama en el estómago y prepararnos para lo que venga. De paso avanzamos en los saludos, el recuento de novedades y la toma de decisiones sobre qué comer. Mientras saboreábamos las croquetitas mini, especialidad de la casa, fuimos mirando el menú a través del QR. Perdiz a la cazadora y con fabes; jabalí en salsa de arándanos; corzo con salsa de guindas… Todo apetecible pero menos recomendable siendo la cena. Al final, los más fervorosos, se decidieron por la perdiz tradicional, a la cazadora, y los demás fuimos consolándonos con otras viandas, cogote de merluza, tortilla de grelos. Y un tinto Villota para regar el condumio.

 Los comentarios sobre las perdices fueron excelentes. Se les notaba ese placer pulcro de quien disfruta saboreando hasta del mínimo huesecillo del ave. Como quien sabe que está almacenando sabores a cuyo recuerdo tendrá que acudir para consolarse en los malos tiempos que se aproximan.  Tampoco estuvo mal el cogote, aunque le faltó un poco más de merluza. Pero muy bien de sabor y de punto. Y la tortilla sabrosa y grande. El vino razonable. Ya lo conocíamos de oportunidades anteriores. Marida bien con la caza. Y una cena en el Paz Nogueira solo puede acabar dignamente con una filloa caramelizada. Hay otros postres que también están ricos, pero como la filloa es difícil. Te deja con ese regusto dulce que se ajusta bien a una buena cena.

Todavía no eran las 11 y, fuera de todos nuestros hábitos, ya estábamos de retirada. Preparados para esta “nueva normalidad”, achicada y reducida ahora a los convivientes. Lo que no nos privara, desde luego, de seguir buscando esos pequeños placeres que aún están a nuestra disposición. Así sea.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Excelente redacción. Uno revive el momento con aromas y sabores y gratos recuerdos de sosegada y amena conversación amiga, manteniendo siempre el correcto cumplimiento de las normas de prevención. Con pequeños momentos de sano esparcimiento la pandemia será más llevadera

Unknown dijo...

Está muy bien y eso que nos olvidamos de los berberechos.,pero estuvo muy bien y muy bien contado ����