lunes, febrero 06, 2012

LOS DESCENDIENTES


Bueno, menos mal. Otra buena tarde de cine. Ya llevábamos un par de semanas sin alimentar las glándulas fílmicas y el bajón que eso produce, se nota. Es como el campo gallego cuando pasan 15 días sin llover, no llega a sequía pero la vas rozando.
Los descendientes es una gran película. De esas en la que te das cuenta cómo se construye una historia. Hay historias que pasan y alguien te las cuenta. Hay otras historias que se construyen intencionalmente para incluir en ellas asuntos de impacto, que sirvan para lograr un alto componente estético y, a la vez, para emocionar o aterrorizar o divertir a quien las vea o lea o presencie. Así es esta película, una historia muy bien construida (para mi gusto algunos de los elementos incluidos, sobraban) y bien contada. Es un drama pero con guiños de comedia, lo que la hace más amable.
Payne (director y autor del guión)ha construido un relato bonito. Humano, sobre todo humano. Que tengas a tu mujer en coma en el hospital, que tengas unas hijas adolescentes que te retan todo el tiempo y te sacan de quicio, que te enteres que la ahora enferma te era infiel y eso te hunda en la miseria, eso es todo muy humano. Luego entran otros elementos secundarios pero no menos importante para llegar a la moraleja general: el protagonista es un hombre rico y gestor de un patrimonio familiar inmenso, la historia se desarrolla en Hawai, los negocios acaban cruzándose con la vida personal… en fin, complementos para llenar el puzle de la historia.
Por supuesto George Clooney está bárbaro. No es un papel demasiado difícil, me pareció, pero lo borda con muchos primeros planos, muchos gestos simples pero conmovedores, mucha humanidad en la puesta en escena. También está bien la hija adolescente (Shailene Woodley). Y tanto la pequeña Scottie de 10 años (Amara Miller) como el novio de su hermana (Nick Krause) están simpáticos y dan un poco de alegría al drama. Me impresionó la figura de la enferma, realmente bien maquillada en su papel de agonizante y pre-muerta.
En realidad, la historia son tres historias y tres grandes territorios de lo humano. Una primera historia sobre la familia con sus amores y desamores, el problema de los hijos, las relaciones inter-generacionales, etc. “La familia es como un archipiélago”, dice al inicio Clooney. Un archipiélago formado por islas autónomas y cada una de las cuales va siguiendo sus propios derroteros. Por eso cuesta tanto compactarlas, convertirlas en un todo bien integrado, solidario y empático. Vamos la historia de siempre.
 La segunda historia tiene que ver con el matrimonio, que es lo mismo pero es, a la vez, algo muy distinto a la familia. El matrimonio con la particular dinámica de pareja que cada uno sigue, con las fidelidades e infidelidades, con las expectativas de cada uno, con la particular forma en que conciliamos (palabra muy mencionada ésta, en la actualidad) la vida personal y la de grupo, las tareas laborales y los compromisos con el otro/a. De aquí sale el hilo de la historia de esta película. Muy bien llevado, la verdad. Con toda la frustración, el deseo de venganza, las preguntas inútiles pero inevitables (cuándo comenzó, cuántas veces, dónde lo hicisteis… en fin, ese calvario de las obsesiones que te enloquece), la progresiva racionalización, el perdón. Me pareció magnífico el proceso que desarrolla el guión. De manual los pasos que va siguiendo el protagonista. En estos tiempos en los que los más locos resuelven el tema matando y matándose, es interesante ver cómo, a través de vericuetos varios (ridículos e idiotas, a veces; profundamente humanos, otras) se puede realizar un afrontamiento sensato y honesto de la situación. Sentí una gran empatía con Clooney en ese peregrinaje por sus propios dilemas. Y supe, desde el principio, que acabaría invitando al amante a que fuera a despedirse de quien fuera su lío, “porque a ella le hubiera gustado…”. Al final, lo que más herido queda es tu orgullo, pero eso cicatriza fácil.
La tercera historia es una historia económica. Es la que menos me ha interesado a mí. Está bien eso de poseer propiedades en Hawai con un valor incalculable. También eso genera dilemas entre el ecologismo y el enriquecimiento; entre conservar la memoria y garantizarte el futuro. Clooney lo resuelve de una forma políticamente correcta pero un tanto artificial.
Y luego están los personajes transversales. Siendo una historia humana, los personajes son la pieza clave. Y los ingenieros de la narrativa del film han ido incorporando caracteres interesantes: el abuelo faltón y desconsiderado, el novio de la hija que es un chiquilicuatro, la hija pequeña que es una precoz metomentodo, la abuela con Alzheimer, los amigos enterados de todo pero que no te lo cuentan, el ligue de la esposa que, obviamente, tenía que ser un cachas,etc.
Una bonita historia muy bien contada y con mucha humanidad dentro. No sé si será merecedora de tantos premios como está recibiendo, pero es de esas pelis que no se pueden dejar pasar.

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