viernes, noviembre 18, 2011

Resituándome


¿Qué verguenza, no? Casi dos meses sin escribir en el blog. Dos meses desatendiendo a los miles de personas que vivían solo para entrar cada mañana a ver qué había escrito. ¡Una irresponsabilidad! Ya se ha encargado el propio blog de ponerme a parir, así que nadie tiene por qué hacer más leña del árbol caído.



La cosa, por qué no decirlo, es que me quedé en blanco. Así. De golpe. No sé si fue cosa de algún virus o, simplemente, que necesitaba un descanso. Es bonito escribir pero, claro, hay que tener qué decir, si no la cosa se pone muy cuesta arriba. Y, además, hay que tener tiempo para hacerlo. Si el tiempo desaparece, ¡ni madres!. ..

Pero en todo este tiempo he visto películas preciosas, mi nieta se ha convertido en una diosa sonriente, he hecho viajes muy interesantes, he pasado agobios de esos que te hacen replanteártelo todo. Han pasado muchas cosas, pero no he sido capaz de escribirlas. Es curioso... Y me preocupa. ¿Es eso una señal de normalidad (que uno se libere de todo, incluso de su blog) o síntoma de una patología (que vas perdiendo vista y reflejos incluso mirando hacia ti mismo)? La leche.

De jóvenes nos creíamos aquello de que "la función crea el órgano" (idea con inevitables resonancias sexuales, por supuesto), pero con los blogs pasa también eso. Más escribes, más ganas tienes de hacerlo. Y como lo dejes (por desidia, por necesidad de atender otras cosas más urgentes, por razones varias), estás fastidiado, porque cada vez te cuesta más. Me ha pasado eso con el blog y con el gimnasio. Con lo cual, tengo hechos unos zorros tanto el cuerpo como la mente. También yo estoy con la prima de riesgo por encima de los 500. A punto de rescate, vamos.

En cualquier caso, ya estoy de nuevo aquí. Ha tenido que ser la T4 de Barajas la que me meta en cintura. Algunas personas van al psicoanalista, yo paso de vez en cuando, frecuentemente para ser sinceros, por la T4 y eso es como recostarte en el diván. Y si es, como hoy, la sala VIP de la T4S en la terminal internacional, el proceso es como un tercer grado. Así que después de un par de copas de vino y de una medio cena (horrorosa, esta vez) no he tenido más remedio que sentarme en el ordenador y poner estas cuatro letras. Sólo para decir que ya estamos aquí de nuevo. Veremos qué da de sí la cosa.

Un beso.

1 comentario:

Paz Zeltia dijo...

Me gusta el cine, pero como está tan caro, apenas voy.
Pirateo.
Y buscando ideas, algo que merezca la pena, di con tu blog.

No lo dejes, anda.