viernes, mayo 20, 2011

Esa cosita linda.

Así es Berta. Dos días de vida. Pequeñita y sabrosa. Un yogurín que se te escurre entre las manos. Y preciosa. Aún abre poco los ojitos (para las dos cosas básicas a las que dedica su tiempo, mamar y dormir, tampoco es que los necesite mucho) pero cuando los abre se le nota curiosa, captando las variaciones de tonos y moviéndolos de un lado a otro en busca quién sabe de qué.
Nació como habíamos previsto el 17 de Mayo, adelantándose dos días a los plazos de los médicos. Ese día cambiaba la luna a luna llena y estaba claro que algo tenía que pasar. Aún discutía con un amigo la semana anterior sobre ello. Según él hay estudios con miles de partos en los que se demuestra que la luna no tiene nada que ver. ¡Estadísticas! En cambio, Michel y yo estábamos seguros de que tenía que ser así. Según él, si la luna mueve las mareas y nosotros somos un 70% de agua, algo de influjo han de tener sobre nuestros procesos. No sé si es un argumento ortodoxo, pero funciona. Con Berta funcionó.
Además cuando esas cosas ocurren uno enseguida comienza a buscar coincidencias. El día 17 es el día “das letras galegas”. Día grande en Galicia porque se celebra la exaltación de la cultura gallega: la literatura, la poesía. Si nada sucede sin un motivo, ojalá eso sea un buen augurio de una Berta intelectual, comprometida con la cultura de la tierra donde viva, amante de la literatura o, incluso, poeta. Sería magnífico.
El 17 es, también, un día importante en la familia Cerdeiriña. También había nacido en esa fecha su tía abuela Pili y también en esa fecha (o un día antes o después) se nos fue en un accidente de tráfico. Nos dejó un vacío inmenso que sólo el paso de los años y la vitalidad de sus hijos y nietos han ido llenando. Y ahora llega Berta a echarles una mano en esa tarea. A ver si los recuerdos dulces van ayudándonos a compensar los dolorosos. Tampoco estaría mal que Berta heredara algunas de las virtudes de su tía-abuela Pili: la energía, la capacidad de trabajo, el genio, la capacidad de ponerse al servicio de todos, el liderazgo. Quizás todo eso vaya en las ondas siderales que impregnan el ADN de quienes nacen en esas fechas.
Y, ni qué decir tiene, que Berta tuvo el buen gusto de aproximar su fecha de nacimiento a la de su abuelo. Fue generosa al no ocupar mi día, el 14, para no restarme protagonismo (aunque yo lo hubiera compartido gustoso con ella), pero no quiso alejarse mucho. Yo quisiera suponer que lo haya hecho por aquello de que “quien a buen árbol se arrima buena sombra le cobija”, pero es probable que no tenga nada que ver con eso. Ella lo que quería es ser “Tauro”, con ese carácter cabezón y concienzudo que nos caracteriza a los de ese signo. Con muchas ideas e ilusiones pero con los pies en la tierra (bueno, en eso, ella lleva ventaja, pues es catalana). Lo bueno de los Tauro es que somos amigos fieles y generosos, cariñosos pero no sobones. Y si nos proponemos algo, dedicamos todo nuestro esfuerzo y energía en conseguirlo. Ya le diré yo dos cosillas sobre cómo ser una Tauro de categoría.
Al final, nuestra Berta entra a formar parte de la tradición más consolidada de la familia, nacer en Mayo. Hay excepciones pero son las menos. Como en el chiste del malagueño, en esta familia se hace el amor en Agosto (el “polvo productivo”, me refiero, los otros son de entrenamiento), aprovechando las múltiples fiestas y jaranas de ese mes, y se nace en Mayo. Como Dios manda. En eso falle yo (yo como padre, no como hijo que también soy de Mayo), mira tú por dónde. Pero, claro, siendo profesor, lo mío más que con las fiestas tenía que ver con las convocatorias. Así que concebimos un hijo en la convocatoria de Junio (Michel que nació en Marzo) y otro en la de Septiembre (María, que nació en Junio).
Pues nada, Berta, corazón, bienvenida a este mundo apasionante. Ahora estás tranquila y asombrada. No debe ser fácil verse así de la noche a la mañana. Mucho cambio pasar de golpe de estar dentro de tu mamá a estar respirando, teniendo que sudar cada mamada (es la primera educación al esfuerzo: quien no chupa no mama, la teta para quien se la trabaja), teniendo que buscar postura, soportar luces, abrir los ojos y empezar a ver cosas raras, pasar de mano en mano, tener a la perrita Lluna dando la lata y ladrando cada poco. Mucho cambio, pichurrita. Pero cada vez te va a gustar más. Verás.

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