domingo, marzo 08, 2009

Mi hermano Rafa.


Es importante tener hermanos así..
Esta vez no pensaba ir a Puebla porque mi recorrido mejicano no pasaba por allí. Y porque deseaba, sobre todo, volver a casa cuanto antes. Pero, al final, unos Idus de Marzo adelantados (los idus eran días de buenos augurios que tenían lugar los días 15 de marzo, mayo, julio y octubre) hicieron que tuviera la suerte de pasar unas horas en Puebla, de coincidir con mi hermano que estaba regresando ese mismo día de Las Vegas y de poder pasar un rato en familia.
Había coincidido en el viaje con una profesora bilbaína (Nélida Zaitegi) que también iba a Oaxaca a impartir una conferencia. Viajaba con su esposo Eladi. Nos conocíamos poco pero fue suficiente para que compartiéramos la experiencia de este largo viaje. Visitamos juntos las maravillas de Oaxaca en compañía de las amigas Mari Cruz y Minerva y allí quedaron mientras yo continuaba mi periplo. Luego nos volvimos a encontrar en Puebla donde ambos teníamos sendas conferencias.
Esto sucede muchas veces y en muchos viajes, pero esta vez fue algo especial. Y todo gracias a mi hermano Rafael. A él va dedicada entra entrada al blog. Y no sólo porque tuvo la santa paciencia de acudir a escucharme, sino por su enorme calidad como anfitrión Bastó que le dijera que estaban en Puebla unos amigos de Bilbao implicados en las mismas andanzas académicas que yo para que inmediatamente organizara un encuentro en su casa con sus amigos Garay y Ma. José de Portugalete. Y fue una fiesta memorable. Comimos, bebimos, comentamos (discutiendo duramente, como debe ser entre gente de casta) las novedades políticas del momentos, hicimos chistes, escandalizamos a la buena de Guadalupe y acabamos todos medio cogorzas a base de buen vino y otras delicias que Rafa siempre guarda para ocasiones especiales. “Hacía tiempo que no veía tan contento a Eladi”, nos reconoció Nédida. Y ni siquiera bastó esa cena, pues enseguida organizó una nueva comida al día siguiente para todos juntos en un buen restaurante.
Obviamente, a la mañana yo estaba hecho unos zorros y eso se notó en el seminario de 4 horas que tenía que realizar en la Universidad. Pero me sentía tan lleno de alegría y de satisfacción fraterna que me importó poco (eso sí requerí de media docena de cafés y otras tantas botellas de agua). Me hizo feliz sentir la gran capacidad de Rafa para atender como si fueran amigos de toda la vida a personas que acababa de conocer y con las que no tenía más compromiso que el habérselo pedido yo. No hace cuestión de la trabajera que eso pueda suponer, no repara en costes, no se plantea si él mismo está cansado o no (por cierto, que habían regresado de Las Vegas el día anterior con un constipado fatal tanto él como Rossi), no te pide nada a cambio, ni siquiera que colabores. Simplemente, se pone manos a la obra y te cumple el capricho.
Mi gustó mucho ver disfrutar a los amigos, sentirse felices. En esa ocasión estaba yo presente y lo pude ver, como otras muchas veces, con mis propios ojos (y con el hígado y los riñones, a los que tendré que someter a una lubricación intensiva en los próximos días). Pero ha sido parecido, aun sin estar yo, cuando le he avisado que otros amigos o amigas pasaban por Puebla.
Eres un magnífico anfitrión, hermano. Sabes tratar a la gente con esa cordialidad y proximidad que les hace sentirse bien enseguida. También los papás lo han sabido hacer muy bien durante toda su vida. Ellos, obviamente, en la medida de sus recursos. Aún me preguntan por ellos compañeros que sólo los han visto una vez que los llevé a comer a casa. Quedaban impresionados de la amabilidad y el cariño que se les hacía sentir. Y, ahora, algunos de los hermanos lo habéis heredado con creces. Da mucho gusto.
Tendría que decirte gracias, una vez más. Pero siento que eso es poco, porque se trata de un sentimiento profundo e intenso de orgullo, de saberse hermano de personas que son capaces de mantener e incrementar esa cualidad de la hospitalidad y la amistad desinteresada. He regresado de México emocionado, Rafa, y quería que lo supieras. Un enorme abrazo para ti y para Rossi.

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