lunes, febrero 27, 2012

DE PANZAZO


De panzazo (expresión mexicana que viene a significar, “por los pelos”) es un reciente documental (al estilo de los documentales de Michel Moore en Bowling for Colombine). Está dirigida por Juan Carlos Rulfo y codirigida por Carlos Loret de Mola (periodista de Televisa). Se plantea los problemas de la educación mexicana a través de entrevistas a políticos, profesores, directores de escuelas y padres, grabaciones en escuelas, opiniones de expertos, etc.

He visto la película con mucha expectativa pues ayer salió el tema mientras tomábamos un vino de bienvenida. Los comentarios de las personas allí presentes (todos ellos expertos en educación) fueron bastante similares. No negaban lo que el documental contaba, pero restaban legitimidad a sus directores para intentar dar aval moral a sus denuncias. El hecho de que uno de ellos sea periodista de Televisa les parecía impresentable por el papel jugado por esa cadena de TV en la degradación cultural del país.. Los comentarios que, posteriormente, he leído en la prensa redundaban en descalificaciones parecidas.
Obviamente, yo no estoy en condiciones de dar o negar legitimidad a directores y guionistas, pero tengo que decir que lo que he visto me ha impactado y me ha hecho reflexionar mucho sobre algunas cosas. Tengo que comenzar diciendo que algo similar se podría hacer sobre el Sistema Educativo español. Las imágenes no serían probablemente tan demoledoras pero sería muy interesante hacer una reflexión similar sobre lo que nos está pasando.

Desde luego, el carácter pedagógico y moralizante del film es claro. Pero lo hace basándose en datos. Datos públicos, por otra parte. Hace un par de días, en un Congreso en Querétaro, un sociólogo de la UNAM presentaba una ponencia sobre la situación de la Educación Superior en México en la que se recogían datos casi idénticos. No se trata, por tanto, de una tergiversación interesada por parte del periodista: muchos niños y niñas mejicanas abandonan el sistema educativo al acabar la Primaria, muchos más lo hacen antes de concluir la secundaria y el bachillerato, sólo el 29% accede a la universidad y sólo el 2% posee un posgrado. Esos datos sitúan a México en un lugar que en modo alguno se compadece con su riqueza y desarrollo en otros ámbitos del progreso económico y social. Lo curioso es que México es el país de la OCDE (si son correctos los datos que maneja el film) que más invierte en educación (el 21% del PIB). Lo perverso de la situación es que el 91% de ese dinero va a salarios y sólo el 9% a todo el resto de necesidades, incluidas las infraestructuras. Un desequilibrio terrible. Y de esa cantidad terrible en salarios una parte sustantiva se queda en el sindicato único que cuenta con 21.000 funcionarios liberados. La verdad, tanto la existencia de un sindicato único, como su poder y el manejo que hace de él resulta inconcebible para alguien que viene de otro contexto. 

No sé si será una exageración o es que han escogido imágenes de situaciones especialmente precarias, pero ver a los chiquillos sentados en sillas de pala, escribiendo malamente en sus cuadernos produce un pesar casi físico. Las carencias en lo material son realmente llamativas: centros de telesecundaria sin televisión (ni electricidad), cristales rotos, sillas desvencijadas. O eso es una deformación intencionada o debe convertirse en una denuncia social a favor de una escuela más digna.

Bueno, no quiero darle muchas vueltas a esto. Quisiera destacar tan sólo algunos de los aspectos que más me han llamado la atención:
-Es un documental hecho por personas que supuestamente aman a la educación, la ponen en valor (a veces de una manera excesivamente economicista) y desean lo mejor para ella. Pero no saben de educación. Por eso todo se queda en reacciones emocionales, no hay propuestas, no saben dónde están los problemas. Mariposean como curiosos sobre la realidad de colegios y clases pero sin tener claro qué es lo que deben situar en el foco. Pensar que el gran problema de la educación mexicana es no saber cuántos maestros tiene el sistema es desenfocar la cuestión (seguro que tampoco saben cuántos soldados tienen, ni cuantos funcionarios, ni cuantos policías, ni cuántos médicos).
-Por eso mismo, cuando hablan de “calidad de la educación”, de “buenos maestros”, no saben qué decir. Se convierte en un simple desiderátum.
-Pese a la denuncia que se teje como moraleja, el documental no deja de ser políticamente correcto. Hay cosas que resultan muy llamativas en el film pero que no se incluyen en la denuncia. O quizás se incluyen para eso, para que su propia redundancia se convierta en golpe directo a la inteligencia del espectador. En muchas escenas, los chicos y chicas de secundaria desfilan con pasos militares, tocan música militar y lanzan gritos típicos de la milicia. Sé que muchos países latinoamericanos lo hacen como propuesta de reforzamiento del sentimiento patrio. Pero para quienes hemos superado esa fase, nos choca infinito. El film no dice nada al respecto. O quizás lo dice sin decirlo, no sé.  
-Lo del sindicato de profesores en México no tiene nombre. Tienen una presidenta vitalicia (de veras) que se jacta de que ella puede poner o quitar presidentes de la República. Y de hecho, parece que así ha sido hasta ahora. En este momento ha echado un órdago político creando su propio partido. No sé qué pasará. Lo gracioso es que todo el mundo la pone a parir, pero ahí está ella, una prima dona de la política. Y el poder del sindicato llega a tal punto que son ellos los que ponen y quitan profesores, los que les cobran por tener una plaza (entre 50.000 y 70.000 pesos dice ella en la película, entre tres mil y cuatro mil euros), los que deciden sobre méritos y traslados, sobre salarios, etc. Aluden a ello en el film, pero yo ya lo sabía de primera mano porque me lo habían comentado profesores concretos: los meritos se establecen en función de los puntos que cada uno tiene. Y los puntos se obtienen no por los méritos que hayas adquirido dando clases sino por las huelgas a las que hayas ido, por las manifestaciones, por las ocupaciones (si aguantas la noche, los puntos son más). Una de las profesoras que me lo contaba, había solicitado ya por dos veces el traslado que le correspondía por el tiempo pero se lo negaron por falta de puntos. Ya se estaba planteando, pese a que tiene un hijo pequeño, que tendría que apuntarse a algún plantón, como lo llaman ellos, en el zócalo (la plaza mayor, junto a la catedral) porque son los que más puntos dan.  Supongo que lo hacen de buena fe, pero la verdad, visto desde fuera, chirría.

lunes, febrero 06, 2012

LOS DESCENDIENTES


Bueno, menos mal. Otra buena tarde de cine. Ya llevábamos un par de semanas sin alimentar las glándulas fílmicas y el bajón que eso produce, se nota. Es como el campo gallego cuando pasan 15 días sin llover, no llega a sequía pero la vas rozando.
Los descendientes es una gran película. De esas en la que te das cuenta cómo se construye una historia. Hay historias que pasan y alguien te las cuenta. Hay otras historias que se construyen intencionalmente para incluir en ellas asuntos de impacto, que sirvan para lograr un alto componente estético y, a la vez, para emocionar o aterrorizar o divertir a quien las vea o lea o presencie. Así es esta película, una historia muy bien construida (para mi gusto algunos de los elementos incluidos, sobraban) y bien contada. Es un drama pero con guiños de comedia, lo que la hace más amable.
Payne (director y autor del guión)ha construido un relato bonito. Humano, sobre todo humano. Que tengas a tu mujer en coma en el hospital, que tengas unas hijas adolescentes que te retan todo el tiempo y te sacan de quicio, que te enteres que la ahora enferma te era infiel y eso te hunda en la miseria, eso es todo muy humano. Luego entran otros elementos secundarios pero no menos importante para llegar a la moraleja general: el protagonista es un hombre rico y gestor de un patrimonio familiar inmenso, la historia se desarrolla en Hawai, los negocios acaban cruzándose con la vida personal… en fin, complementos para llenar el puzle de la historia.
Por supuesto George Clooney está bárbaro. No es un papel demasiado difícil, me pareció, pero lo borda con muchos primeros planos, muchos gestos simples pero conmovedores, mucha humanidad en la puesta en escena. También está bien la hija adolescente (Shailene Woodley). Y tanto la pequeña Scottie de 10 años (Amara Miller) como el novio de su hermana (Nick Krause) están simpáticos y dan un poco de alegría al drama. Me impresionó la figura de la enferma, realmente bien maquillada en su papel de agonizante y pre-muerta.
En realidad, la historia son tres historias y tres grandes territorios de lo humano. Una primera historia sobre la familia con sus amores y desamores, el problema de los hijos, las relaciones inter-generacionales, etc. “La familia es como un archipiélago”, dice al inicio Clooney. Un archipiélago formado por islas autónomas y cada una de las cuales va siguiendo sus propios derroteros. Por eso cuesta tanto compactarlas, convertirlas en un todo bien integrado, solidario y empático. Vamos la historia de siempre.
 La segunda historia tiene que ver con el matrimonio, que es lo mismo pero es, a la vez, algo muy distinto a la familia. El matrimonio con la particular dinámica de pareja que cada uno sigue, con las fidelidades e infidelidades, con las expectativas de cada uno, con la particular forma en que conciliamos (palabra muy mencionada ésta, en la actualidad) la vida personal y la de grupo, las tareas laborales y los compromisos con el otro/a. De aquí sale el hilo de la historia de esta película. Muy bien llevado, la verdad. Con toda la frustración, el deseo de venganza, las preguntas inútiles pero inevitables (cuándo comenzó, cuántas veces, dónde lo hicisteis… en fin, ese calvario de las obsesiones que te enloquece), la progresiva racionalización, el perdón. Me pareció magnífico el proceso que desarrolla el guión. De manual los pasos que va siguiendo el protagonista. En estos tiempos en los que los más locos resuelven el tema matando y matándose, es interesante ver cómo, a través de vericuetos varios (ridículos e idiotas, a veces; profundamente humanos, otras) se puede realizar un afrontamiento sensato y honesto de la situación. Sentí una gran empatía con Clooney en ese peregrinaje por sus propios dilemas. Y supe, desde el principio, que acabaría invitando al amante a que fuera a despedirse de quien fuera su lío, “porque a ella le hubiera gustado…”. Al final, lo que más herido queda es tu orgullo, pero eso cicatriza fácil.
La tercera historia es una historia económica. Es la que menos me ha interesado a mí. Está bien eso de poseer propiedades en Hawai con un valor incalculable. También eso genera dilemas entre el ecologismo y el enriquecimiento; entre conservar la memoria y garantizarte el futuro. Clooney lo resuelve de una forma políticamente correcta pero un tanto artificial.
Y luego están los personajes transversales. Siendo una historia humana, los personajes son la pieza clave. Y los ingenieros de la narrativa del film han ido incorporando caracteres interesantes: el abuelo faltón y desconsiderado, el novio de la hija que es un chiquilicuatro, la hija pequeña que es una precoz metomentodo, la abuela con Alzheimer, los amigos enterados de todo pero que no te lo cuentan, el ligue de la esposa que, obviamente, tenía que ser un cachas,etc.
Una bonita historia muy bien contada y con mucha humanidad dentro. No sé si será merecedora de tantos premios como está recibiendo, pero es de esas pelis que no se pueden dejar pasar.