Parece mentira. Va a hacer un año que no escribo nada en el blog. ¡Con la cantidad de cosas que han pasado en este tiempo!
Empezando por la más objetiva y menos discutible, han pasado casi doce meses. ¡Una barbaridad de días, horas y acontecimientos! Mirando hacia atrás, lo que ves es un amontonamiento de cosas difíciles de identificar retrospectivamente. Por algo dicen las neurociencias que una de las tareas más importantes que desarrolla nuestro cerebro es la del olvido, la limpieza progresiva de recuerdos parciales. El mío en eso del borrado funciona excelentemente. Por no recordar, ya ni me acordaba de mis contraseñas para entrar en el blog o de cómo se hace para publicar un nuevo post. Menos mal que siempre me apoyo en mis libreticas del Alzheimer y ellas sí que no borran las anotaciones.
Pues en esas estamos. Los próximos días dirán hasta qué punto este reencuentro con el blog supone el inicio de un nuevo idilio (solo él y yo sabemos lo importante que fue nuestra relación en otros tiempos) o se quedó en un encuentro casual. Bien sabe Dios, cuánto me gustaría que fuera lo primero.
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