Acostarse a las 7 y pico de la madrugada no lo hacíamos la mayor parte de nosotros desde hace casi 40 años. Así que apuramos bien la mañana y nos levantamos lo justo para no perdernos el desayuno.Tuvimos la ventaja de que no corríamos el riesgo de padecer una resaca de esas que te dejan baldado. Nada de eso, aparecimos todos como rosas matutinas. Nos quedaba un día en Marruecos con algunas cosas por ver y, sobre todo, con muchas cosas por comentar. Era la post-boda.
El comentario general fue, obviamente, que la boda había
estado espectacular. Todo muy novedoso para nosotros. Nos costó entrar en la
dinámica y en los tiempos marroquíes pero aún fuimos aguantando el tipo. Y eso
que luego he sabido por Internet (el programa callejeros de la “Cuatro” había
filmado una boda marroquí que se puede ver en You Tube) que al final de las
bodas se entrega un carnet de asistencia para certificar que uno estuvo en la
boda y se quedó hasta el final. Ese carnet con unas pastas se mete en una
bolsita de tela y se lleva a casa como recuerdo y testimonio. No sé si se hizo
así en la boda de Javi y Souad, en todo caso nosotros nos lo perdimos
porque nos fuimos un pelín antes. De todas formas, no teníamos demasiadas
quejas tampoco sobre la extensión de la ceremonia. Te extraña pero, al final, entiendes que para ellos
también la duración debe ser un elemento importante de la brillantez de la
boda.
Otra de las cosas que he podido
ver en Internet es que el número de trajes que utiliza la novia es una
expresión del poder adquisitivo de las familias. De hecho, en la boda que
grabaron en el programa Callejeros la novia solo vestía tres trajes, así que nuestra
novia fue mucho más brillante que aquella (y más guapa, desde luego). Por eso
ellos (los del programa), acabaron a las 3 de la mañana y nosotros llegamos
hasta las siete. Pero está bien ese programa porque te van explicando las cosas
que nosotros vimos pero no supimos entender. Es gracioso que a las señoras que
acompañan a la novia les llaman “las gritonas” (yo creí que cantaban algo con
letra y mensaje, pero parece ser que no, que simplemente gritan para alertar de
que la novia se va a mover). Explican el gesto tan característico que hacían
cerrando la mano y abriéndola hacia fuera como si fueran esparciendo agua
bendita a los asistentes. Significa “estáis muy bellas” (vamos, estáis que lo
tiráis). Aclaran, también, que el papel principal de la novia es lucirse,
enseñar todo lo que lleva y por eso abre mucho los brazos. En una cosa, en
cambio, no coinciden con lo que pasó en nuestra boda. Dicen en el programa que
las mujeres no bailan, al menos cuando hay hombres y que las bodas suelen tener
sesiones separadas para hombres y mujeres. Lo cual es un poco contradictorio
porque también explican que las jóvenes se ponen tan guapas porque esperan
conseguir novio en la boda. En fin, en la nuestra sí que bailaron las mujeres y
mucho. Alguna de ellas de forma tan
provocativa que más de uno entramos en fase de alelamiento.
En definitiva, el espectáculo
estuvo de lo mejor. Y todo hace suponer que lo que va por dentro, lo que
justifica el espectáculo también estuvo bien. Hoy día ya resulta difícil eso de
casarse, pero cuando se trata de un casamiento intercultural los problemas
deben multiplicarse. Ellos sabrán las
revirivueltas que han tenido que dar hasta llegar a este momento, pero seguro
que no ha sido fácil. Deben estar muy seguros de su enamoramiento y eso siempre
es emocionante, también para los que lo vemos como amigos de sus padres. En la post-boda,
cuando los vimos ya relajados se les veía a ambos con una expresión de enorme
satisfacción. Como quien ha pasado un examen con buena nota. Con menos afeites
y adornos que en el espectáculo pero mucho más ellos. Incluso más guapos. A
veces, los grandes trajes desvían la atención de la persona al vestido, ves la
ropa y te pasa inadvertida quien la lleva.
Pues con todo y con eso, nos
fuimos a dar el último paseo por Rabat. Las mujeres querían hacerse con las
últimas compras. Los hombres a regañadientes las seguimos un rato y después
preferimos buscar entretenimientos más descansados: una terracita agradable
para el vermut (es un decir, claro, una café con leche y unas coca-colas). La
comida fue algo forzado. Nadie tenía demasiada hambre después del banquete
trasnochador de la boda y el desayuno tardío del domingo. Pero le hicimos honor a una pizza,
como para cumplir con el régimen de las 5 comidas. Una siesta reparadora y,
después, conversación vespertina para poner al día nuestras últimas
impresiones. Venían, además, los novios para pasar un rato con nosotros y,
después, cenar todos juntos. Fue un rato amigable y amistoso. Como decía, a
ellos se les veía muy bien, satisfechos (¡qué menos, si venían de su noche de
bodas!) y relajados. La tensión sostenida durante tantas horas durante la boda
había desaparecido.
Todo el mundo estaba contento.
Para algunos había sido su primer viaje a Marruecos y estaban sorprendidos, con
muchos estereotipos rotos en relación al desarrollo del país, su belleza
natural y artística, la organización de las ciudades, etc. Otros (otras) estuvieron más interesadas en
conocer algo más de la cultura islámica. Nuestros guías nos fueron ilustrando
un poco sobre ello siempre que encontraban ocasión para hacerlo. Sobre todo, la
cuestión de los 5 mandamientos del islam: (1) la profesión de fe que repiten
constantemente, eso de “No hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta”; (2) la
oración en dirección a la Meca que deben hacerla 5 veces al día, cuando avisan
los muecines desde las torres delas mezquitas (y se lo toman bien en serio, al
menos algunos: vi a uno de los músicos de la orquesta hacerlo debajo de una
escalera y, al salir a las 7 de la madrugada y lloviendo había otra persona con
su chilaba arrodillándose y rezando en medio del césped); (3) la limosna que
puede ser en dinero o especies (una cuarentaava parte de lo que se gana, creí
entender, aunque me resulta difícil hacer los cálculos); (4) el ayuno del mes
del ramadán en el que no toman nada, salvo agua, de la salida a la puesta del
sol y (5) la visita a La Meca una vez en la vida (siempre que puedan hacerlo
con sus propios medios económicos, que no tengan que pedir dinero prestado para
ello). Tienen la mitad de mandamientos que nosotros los católicos pero los
suyos son mucho más concretos, más difícil de escaquearse de ellos.
Siguió llamándonos la atención el
complejo papel de las mujeres en las sociedades árabes. Las exaltan en momentos
concretos, como en la boda, pero luego las ocultan y mantienen en un segundo
plano. No había ninguna mujer en las terrazas de las cafeterías y muy pocas por
la calle. También es verdad que ya se ven (al fin y al cabo era Rabat) chicas
sin velo (pocas) y vestidas más a la europea. También vimos algunas con burka, tapadas
completamente salvo una ranura para los ojos, algo que llama muchísimo la
atención.
Fueron 4 días intensos. Dieron
para acompañar a una pareja de novios en la fecha más importante de sus vidas,
para visitar tres ciudades marroquíes y para recibir una alfabetización
apresurada en cultura árabe. No se puede pedir más. Y mañana (ya hoy) de vuelta a casa.
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