sábado, septiembre 13, 2025

EL CAUTIVO

 



Ha sido tan masiva la propaganda que se ha hecho en los medios de comunicación sobre el film (apoyada por el morbo de la atribución de homosexualidad a Cervantes) que fuimos a verla el propio día del estreno en Santiago. El cine casi lleno, lo que significa que a mucha gente le había picado la misma curiosidad. A ver…que nos da Amenabar esta vez!

El  cautivo es una producción hispano-italiana dirigida, como decía, por Amenabar y protagonizada por Julio Peña, un jovencísimo actor de 25 años pero ya con experiencia en el cine, en el papel de Cervantes y Alex Borghi, con un amplio historial de películas en Italia, en el papel de bajá de Argel. Y junto a ellos un amplio elenco de actores bien conocidos en España por su participación en series (Miguel Rellán, Fernando Tejero, José Manuel Puga, etc.). Tanto el guión como la música son del propio Amenabar y la fotografía de Alex Catalán que está excelente pues la fotografía y el atrezzo de época son quizás lo mejor del film.

Amenabar toma el periodo de prisión que padeció Cervantes en Berlín, del que poco se sabe, para contruir con notable libertad lo que pudo ser. La idea parece excelente porque ofrece infinitas posibilidades cinematográficas: batallas marina, toma de prisiones, venta de rehenes, vida carcelaria, paisajes urbanos e interiores, cuitas y relaciones complejas entre los encerrados, choque cultural entre el islam y el cristianismo. Pero, sobre todo, es un punto de partida sin par para reflejar lo que significa esa experiencia humana terrible de sentirse preso, maltratado, al socaire de los acontecimientos de quienes te retienen. En manos de Amenabar parecía garantizado que saldría de ahí una excelente película.

Y lo es, creo yo, aunque a mí me cansó (quizás sea, nuevamente, esa manía de alargar las películas más allá de las 2 horas: 113 minutos tiene esta). Y eso que, efectivamente, la pesadez se relajaba cuando Cervantes contaba sus historias fantásticas a los otros presos para hacerles menos penosa su estancia. Ese mismo efecto me hacía como espectador. Y no es que la historia contada y la forma de contarla carezca de méritos.  En absoluto: muy bien diseñada la escenografía, la vestimenta y el lenguaje de la época; una excelente fotografía alternando primeros planos (necesarios para destacar la dimensión erótica que Amenabar quiere añadir a la historia), planos medios que reflejan bien el modo de vida en la prisión y el movimiento en las calles de Argel. Bien trabajado el doble componente narrativo y literario del film. Es decir, la película, técnicamente, es muy buena y está bien rodada.  Amenabar, al fin.

 Y con respecto a la historia que se cuenta caben distintas valoraciones. En principio es una historia de hombres, sin mujeres, como si todo nos fuera a llevar, por necesidad, al deslizamiento hacia la homosexualidad. Y siendo hombres los personajes, se acaban produciendo las situaciones habituales entre hombres sometidos a una presión externa muy agresiva y lacerante: amistades intensas, envidias, agresiones, venganzas, traiciones. Más aún, si en el grupo se incluyen personajes religiosos del  Santo Oficio que convierten las ideas y la conducta en objeto de controversia y persecución.

Y en ese contexto, la capacidad imaginativa y de creación de historias de Cervantes es quizás lo más efectivo del film. Las historias que crea le salvan a él mismo de la destrucción y ayuda a los demás, incluido el bajá, a superar las carencias del mundo real en que viven. Lo que siempre ha hecho la imaginación.

 

lunes, septiembre 08, 2025

ROMERÍA

 



Bueno, ya era hora de estrenar el nuevo curso con carteleras renovadas. Dejando atrás las obligadas idas al cine con los nietos (para olvidar las penosas ofertas que tuve que soportar, Padre no hay  más que uno 5 y Sin cobertura, aunque a ellos les encantaron), septiembre se ha abierto con algunas novedades interesantes.

A la espera de Cautivo, nos fuimos a ver Romería. El hecho  de que hubiera sido  grabada en Vigo y que la historia se situara en la cuidad olívica, ya era, de por sí, un aval suficiente para  estar ansiosos por  verla. Y allá fuimos la tarde de su estreno.

Romería es el cierre de la trilogía (tras Verano 1993 y Alcarrás) a través de la que Carla Simón nos ha ido acercando a un cine narrativo y emocional que busca hurgar en la cotidiano de sus personajes y en las cualidades de los paisajes en los que sitúa la acción. Con una notable redundancia en el desarrollo de la acción (que a veces roza lo pesado), lo que logra es meterte en la situación, hacerte sentir parte de ese entorno que ya conoces y donde ya supones lo que va a pasar. De esa manera, disfrutas o sufres con mayor intensidad lo que la historia cuenta.

La película está protagonizada por la joven actriz Llúcia García que hace el papel protagonista para ser el primer largometraje en el que participa, lo hace muy bien. Su personaje resulta comedido y sin extravagancias. Le va bien. También es nuevo como actor de primera fila Mitch, que hace de primo. El elenco de actores de la película está bien elegido y el tono general es excelente.

 Buena parte del ritmo de la película y de su atractivo reside, desde luego, en la música (Ernest Pipó) y en la fotografía (Hélène Louvart). Viviendo en Galicia y conociendo bien Vigo parece lógico que disfrutes con las imágenes del mar, de la ciudad, de los paisajes. Y la música nos retrotrae a quienes vivimos aquí mismo aquella época de la movida viguesa (bien traído Siniestro Total y su Bailaré sobre tu tumba). En mi caso, como profesor de aquellos jóvenes que cursaban estudios universitarios y, además, trabajando con ellos cuestiones que tenían que ver con la drogadicción y la marginalidad. Es verdad que la droga marcó un antes y un después y que masacró  a buena parte de una generación de jóvenes.

Y con respecto a la historia y cómo se cuenta, pues tengo mis  más y mis menos. La idea, en sí misma, es bonita e interesante: una chica joven que se ha criado en Barcelona porque sus padres murieron de sida en Vigo. Con trasuntos autobiográficos de la vida de la directora, la protagonista regresa a Vigo al cumplir los 18 años con la idea de obtener su partida de nacimiento para poder solicitar una beca que le permita acceder a la Universidad. Sus padres no la habían inscrito en el Registro Civil y ella espera que sus abuelos lo hagan. De paso, obviamente, le gustará conocer algo más de la vida de sus padres, de los que solo le consta que habían muerto.

Ese retorno a la ciudad donde nació para recuperar su pasado resulta muy propio de Carla Simón y aventura una historia atractiva y estimulante. Obviamente, a esa idea sencilla hay que dotarla de emociones para que la historia mantenga su nivel de tensión. Y se van entrecruzando los personajes y las historia, el presente y el pasado, lo real y lo imaginario, unas técnicas de grabación y otras. Un puzle complejo que a veces hace que se pierda el hilo. Al final, aprendes a situarte, pero en ese esfuerzo acabas perdiendo matices.

 Con todo, la película alcanza un notable nivel y gusta. Lo que sucede es que te deja un poso amargo por esa segunda lectura que inconscientemente vas haciendo a medida que avanza el film. No sabría decir si la película es cine catalán o cine gallego (en realidad es una coproducción hispano-germana) y, seguramente, eso es lo de menos, pero en el fondo lo que vemos en la historia es una chica educada y modosa que llega de Barcelona para ingresar en la universidad y lo que vemos del Vigo actual es todo un conjunto de chicos y chicas despreocupados y metidos en la droga y sin lograr abandonar del todo aquel proceso nefando que llevó a los padres de algunos de ellos a la muerte por sida. “Que fumemos porros no va significar que vayamos a meternos heroína”, le dice una de las chicas. Pero eso, justamente fue lo que pasó, se empezó probando y se acabó como se acabó. No conozco, ya soy mayor, si la  juventud actual de Vigo y la movida en la  ciudad es así, pero tengo sobrinos vigueses y no siento eso.

Bueno,  esa fue mi sensación final.  El  pesar por  la forma en que una vez tras otra Galicia y lo gallego en el cine: hermosa en los paisajes naturales, lejana y menor en los paisajes humanos.

martes, agosto 19, 2025

VERANO INFERNAL

 



No parece exagerado ni oportunista tildar de infernal a este verano del 2025. Para las personas que han debido sufrir no solo las temperaturas desmesuradas como sus efectos en forma de fuego y ruina, la experiencia ha tenido que ser literalmente infernal. Ya angustiaban las imágenes que llegaban a través de la televisión y la prensa, así que no cuesta imaginar cómo sería estar allí frente a las llamas, intentando luchar contra el miedo y la ruina. Y así un día tras otro, con protagonistas diferentes, pero con el mismo drama. Y van dos semanas de sufrimiento.

Y Galicia de nuevo en el ring de la desgracia. Ya nos había pasado hace años en la zona de Pontevedra. Yo mismo me encontré en plena autopista rodeado de fuego por ambos lados y teniendo que huir a contradirección para evitar el desastre. Y con los niños en el coche, lo que añade un plus de angustia insoportable. Algo de eso deben estar sintiendo, también, las personas a cuyas casas se aproxima el fuego incontrolable. ¡Pobres!

La cosa es que como todo esto se alarga en el tiempo, te permite pensar y analizar la situación y lo que la rodea. Por ejemplo, el cansancio que provoca la monotemática información que escuchas a todas horas y sea cual sea el medio al que acudes. Te sientes culpable y mala persona por dejar de atender las desgracias que reiteradamente te comunican, pero es que necesitas salir de esa realidad tan pesada para respirar tu mismo: el humo de la sobreinformación acaba siendo igualmente nefasta para la salud y el ánimo de todos. Por ejemplo, el malestar que produce ver a los periodistas hurgando en la herida de quienes están desesperados y forzándoles, pregunta a pregunta, a que muestren su sensación de impotencia y acusen a las autoridades de desatención. En esa situación de angustia y miedo sobrevenido todos quisiéramos tener todos los medios del mundo para protegernos y nuestra angustia es fácil convertirla en acusaciones y reclamos. Por ejemplo, la maldad de quienes voluntariamente prenden fuego sin pensar en las desgracias que eso va a provocar…

 Pero hay dos ideas que se han ido configurando con nitidez en mi cabeza a lo largo de estos días. La primera tiene que ver con la naturaleza como un sistema global. Eso que solemos expresar con el prefijo pan, significando “todo” y “completo” (panhispánico, pancreator, panoceánico). La naturaleza es un todo, difícilmente subdivisible en partes. Al ver moverse el fuego e ir saltando los obstáculos naturales (ríos, valles, espacios no arbóreos) o artificiales (carreteras, cortafuegos) pensé que de poco hubiera valido el que entre medias hubiera algún bosque o finca bien cuidada. Ese oasis de cuidados y bienestar se hubiera quemado igual porque el fuego funciona como un todo, o está todo bien o está todo mal. Es una idea que está muy bien recogida en la cultura indígena iberoamericana con la visión global de la naturaleza como un todo (la Pachamama) y la visión sistémica del “buen vivir” (no se trata de que viva bien yo, o vivamos bien los humanos, todo tiene que estar en armonía para que eso sea posible). No existe la felicidad individual o sectorial: para que las partes estén bien, todo debe estar bien. Es el equilibrio lo que posibilita el bien vivir. El “vivir bien” de las personas, en el que los occidentales ponemos el énfasis, resulta inviable si no se combina con el bien de la naturaleza, de los animales, del conjunto del sistema con el que convivimos.

Y la otra idea tiene que ver con la disfunción perversa que el capitalismo crudo supone para la calidad de vida de las personas. Pensar que hay gente (o empresas) que aprovecha las desgracias ajenas para sacar partido económico, me parece increíble e insoportable. Es inconcebible que se suba el precio de las cosas y los servicios aprovechando que la gente sometida a una desgracia los necesita más. Que los miles de personas que no han podido viajar en tren por los incendios y precisen un medio alternativo para llegar a sus casas vean que los precios de los pasajes aéreos se multiplican por 6, que los coches de alquiler se encarecen de la noche a la mañana, etc. es imperdonable, de una insensibilidad rayana en el delito. Yo al menos no lo puedo entender.