domingo, mayo 23, 2010

José Manuel Esteve

“Siento comunicaros que hoy ha fallecido José Manuel Esteve Zarazaga”, así comienza el escueto mensaje de Carlos Marcelo. Ya está. Una malísima noticia que te encoge el corazón. ¿Pero qué haces? ¿Qué se hace cuando una noticia así aparece en una lista de distribución? ¿Puedes exteriorizar tus sentimientos o eso está fuera de lugar tratándose de una lista profesional como la nuestra? No lo sé, la verdad, pero no me apetece retirarme a un rincón privado y dolerme a solas por la pérdida de un buen amigo. Espero no ofender a nadie, ni romper las normas implícitas de la lista, si le dedico unas palabras. Tampoco pretendo apropiarme de su recuerdo. Sé que otras muchas personas estuvieron más cerca de él y lo conocieron mucho mejor.
Fuimos compañeros de curso en la Complutense, él en el Chaminade y yo en el Pío. No grandes amigos entonces porque nuestras pandillas eran diferentes, pero sí buenos compañeros y colaboradores en las tareas académicas que como estudiantes de Pedagogía debíamos afrontar. Pero es que, además, algo tenía aquella promoción 1970-1973 de Pedagogía que nos unió de una manera especial. Y eso que éramos un grupo bien heterogéneo y con vidas tan diferentes… Él era el chico guapo del curso, lo que no pasaba desapercibido a nuestras compañeras. Pero además era serio, listo y trabajador por lo que tampoco pasaba desapercibido para los profes. Hace varios años celebramos nuestras bodas de plata y nos reunimos todos de nuevo en Madrid. Muchas más canas, más arrugas, más experiencias, pero la misma cordialidad. Fue un bonito reencuentro en el que algunas compañeras, ya más locuaces, le revelaron viejos afanes y le contaron a José Manuel lo atractivo que resultaba aquel guaperas simpático que además era el primero de la clase en casi todo.
Ya comenzaba a ser líder, cualidad que ha seguido manteniendo viva durante toda su vida. Lo saben bien quienes han convivido con él en los distintos ambientes académicos en los que ha desarrollado su actividad. Yo no he tenido esa suerte, pero ello no ha sido obstáculo para que mantuviéramos una cordial amistad.
No era difícil ser amigo suyo, tan simpático y cordial siempre. Tenía esa sabiduría natural que le permitía no enredarse en exceso en los intrincados hilos de las filias y las fobias a las que nos suele arrastrar el día a día universitario. Y así fue dejando su huella, cada vez más nítida, en los casi 40 años de vida intelectual y docente. No sólo los colegas de Teoría han perdido a un gran profesor, toda la Pedagogía está hoy de luto por su pérdida.
Una de las últimas veces que me encontré con él, fue en la cafetería de la Facultad de Educación en Málaga. Hacía yo un descanso en un curso para profesorado universitario. Él nos confesó que venía del hospital donde había recibido el enésimo chute de quimioterapia o algo parecido. Había pasado una época muy mala pero ya estaba algo mejor. Pero eso era lo de menos, estaba tan alegre y positivo como siempre. Eso era lo que enamoraba de él, la forma en que afrontaba las penurias de su enfermedad. Hasta se animó a contarnos un chiste. De médicos, claro, nos dijo, porque ahora mis paisajes están llenos de batas blancas. El chiste decía que el tipo que acababa de llegar a urgencias había tenido un grave accidente de coche, a resultas del cual se había abrasado el pecho y la barriga. Quemaduras de segundo grado, le habían diagnosticado. Le hicieron las primeras curas en el hospital y cuando ya se sentía un poco mejor el médico le permitió volver para su casa pero continuando con el tratamiento. Le hizo tres recetas y le explicó. Mire tiene que hacerse la cura cada 12 horas y aplicarse estos tres medicamentos. Esta primera es una pomada que contiene antibiótico porque hay que evitar a toda costa que se le infecten las quemaduras. Esta otra es una crema analgésica porque le va a doler mucho. Y, además, siguió el médico en cada cura me toma dos pastillas de Viagra. El paciente le miró dolido al médico como si se estuviera cachondeando de él. “Oiga doctor, si estoy hecho un ecce homo, no pensará que en estas circunstancias yo estoy pensando en el sexo, verdad?”. Ah, no, le dijo el médico, las pastillas son para que no le roce la sábana.
Las carcajadas resonaron en toda la cafetería. Así era él. Y éste es el mejor homenaje que se me ocurre en este momento, contar un chiste suyo. Porque, aunque estudió como nadie el cansancio y el burnout de los docentes, él siempre fue una persona vital y capaz de transmitir la voluntad inquebrantable por vivir a fondo la propia vida y hacerlo de una forma comprometida.
José Manuel, fuiste un gran compañero, un fantástico profesor y un incomparable pedagogo. Quienes tuvimos la fortuna de conocerte quedamos desolados al perderte. Un vacío que se une a otros vacios que se han ido acumulando en estos años. Contigo perdemos, además, una de esas personas que con su sonrisa amable y sus chistes son capaces de dulcificar el rigor del debate académico y de las tensiones cotidianas. Nos dejas de luto, amigo Esteve. Te echaremos muchísimo de menos.
Miguel Zabalza
(en nombre, aunque no he hablado con ellos, de todos tus compañeros de curso).

9 comentarios:

Unknown dijo...

Soy compañera de la universidad de Granada. Todos estamos muy tristes. Gracias por tu comentario. Me ha permitido "verlo" tal y como ha sido él.
Un abrazo.
Pilar Casares.

Pesesito Bokerón dijo...

Fui alumna suya en la universidad de Málaga, en nuestra graduación le invitamos e hicimos un homenaje, en el que lloramos, porque sabíamos ya que volvía a aparecer la enfermedad. Fue hace el día 30 de Junio, tres años. El martes le daremos un homenaje en la facultad. Todos nos hemos movilizado, hemos perdido a un hombre extraordinario, al profesor por el cual, muchos estudiamos pedagogía después de recibirnos aquel primer dia...todos estamos tristes. Un saludo compañero

Unknown dijo...

El gran Esteve nunca me dio clase, consiguió escaparse de una alumna protestona que seguramente también se hubiera enamorado de él cual quinceañera dominada por las hormonas.
Sin embargo, siempre lo admiré y lo leí cuando mi vida todavía no estaba ligada a la Educación.
Es ejemplo de superación; su foto va ligada a los signos de exclamación de nuestra querida RAE.
Yo no iré al homenaje que se va a hacer en el hall de la facultad de educación de Málaga, nunca visitaré su tumba y ya jamás podré conocer su voz...
Si de verdad existe el cielo, sé que tú estarás allí.

Pesesito Bokerón dijo...

Os dejo el enlace del improvisado homenaje que se ha podido hacer en la facultad de ciencias de la educación de Málaga...
http://www.uma.es/contenido.php?clase=p&tipo=n&idm=29&id=1987&PHPSESSID=d642c443bff6108268a258c5d05cf17d

ALMUDENA MOLINA dijo...

Solo puedo decir dos cosas, una, GRACIAS D. Esteve, por haberte conocido, por ser la persona y el profesional que eras, por marcar mi vida como lo hiciste,por darme el privilegio, en unos de tus sows en clase, de verte arrodillado ante mi, con mi mano entre las tuyas besandola como el Don Juan que eras, mientras yo me moria de vergnza. la otra cosa que quiero dedir es que, no te tenemos aqui, pero siempre seras ETERNO.

orientacion_IES María Moliner dijo...

Busco hoy en Google alguna idea de José María Esteve, al que tuve la suerte de conocer en Madrid en los años 80 elaborando materiales para esa reforma que nunca ha llegado. Quiero con sus frases, graciosas, sabias, siempre acertadas... encontrar un nuevo recurso y un apoyo para seguir apostando, como orientadora, en mi IES, por la mejor respuesta educativa al alumnado y por el cambio en el profesorado... y lo que me encuentro es que José Manuel Esteve nos dejó casi hace dos años.
Me ha invadido una gran tristeza y ahora valoro mucho más sus palabras y enseñanzas.
¡Gracias José Manuel! Sigues vivo en todos los que te hemos conocido.

Anónimo dijo...

Reviviendo y pensando en sus enseñanzas después de once años, aún presentes en mis dudas pedagógicas, me encuentro, sin saberlo, que falleció en 2010. Me he emocionado por su pérdida. Fue profesor mío en 2005 en la Universidad de Málaga y le considero el mejor y más significativo que pude tener en la vida. Hoy en 2016 le sigo recordando por sus enseñanzas y lo que provocó en mí. Ahora mismo siento lo afortunada que fui al estar en sus clases y aprender de él. Siempre le recordaré como el mejor profesor que me enseñó. Resaltar su forma de enseñar y la preocupación por los alumnos. Personalmente se que pendiente estaba de cada uno de nosotros. Siento mucha pena por su pérdida.
Inma.

Unknown dijo...

Reviviendo y pensando en sus enseñanzas después de once años, aún presentes en mis dudas pedagógicas, me encuentro, sin saberlo, que falleció en 2010. Me he emocionado por su pérdida. Fue profesor mío en 2005 en la Universidad de Málaga y le considero el mejor y más significativo que pude tener en la vida. Hoy en 2016 le sigo recordando por sus enseñanzas y lo que provocó en mí. Ahora mismo siento lo afortunada que fui al estar en sus clases y aprender de él. Siempre le recordaré como el mejor profesor que me enseñó. Resaltar su forma de enseñar y la preocupación por los alumnos. Personalmente se que pendiente estaba de cada uno de nosotros. Siento mucha pena por su pérdida.
Inma.

Anónimo dijo...

Gran pedagogo. Gracias por tu gran obra, desde la que la educación y la formación de profesores fueron mejores.